Costa Tropical
Localización
Listado de Municipios
- Albondón
- Albuñol
- Almuñécar
- Los Guájares
- Gualchos
- Ítrabo
- Jete
- Lentegí
- Lújar
- Molvízar
- Motril
- Otívar
- Polopos
- Rubite
- Salobreña
- Sorvilán
- Vélez de Benaudalla
Geografía e Historia
Decenas de playas y pequeñas calas de aguas cristalinas. 320 días de sol al año. Y una temperatura media anual de 20 grados. Éstas son las credenciales de la Costa Tropical, los 73 kilómetros de litoral de la provincia de Granada. Su nombre se debe a la excepcional bonanza del clima durante todas las estaciones del año, que le permitió hace dos siglos convertirse en el único lugar de Europa donde se cultivan frutos subtropicales como el mango, la chirimoya, el aguacate y la papaya. Nombres que evocan sabores y lugares exóticos y que, sin embargo, son propios de uno de los rincones más privilegiados de Andalucía. Diecisiete municipios componen el ‘trópico de Europa’. Fundado por los fenicios unos mil años antes de Cristo con el nombre de Sexi, Almuñécar es un lugar cargado de historia que conserva restos de una fábrica romana de salazones, cinco tramos de acueducto y un castillo árabe. Este centro turístico acoge en verano un magnífico festival de jazz. Motril es la mayor población de la provincia tras Granada. Entre sus monumentos destacan la Iglesia Mayor de la Encarnación y el Santuario de Nuestra Señora de la Cabeza, construido sobre el antiguo palacio de recreo de la reina Aixa, madre de Boabdil, el último monarca de la dinastía Nazarí. Salobreña se convierte en la imaginación del visitante en una gran montaña de terrones de azúcar. Sus pequeñas casas blancas y cúbicas se arremolinan frente al mar alrededor de una colina coronada por un monumental castillo árabe. Desde la cima se pueden contemplar, en un solo golpe de vista, deliciosas panorámicas sobre Sierra Nevada, el Mediterráneo y una fértil vega. Junto a las playas de estas localidades existen infinidad de pequeñas y tranquilas calas situadas en Albuñol, Castell de Ferro-Gualchos y La Mamola-Polopos. Cerca se encuentran los municipios de Albondón, Ítrabo, Jete, Lentegí, Los Guájares, Lújar, Molvízar, Otívar, Rubite, Sorvilán y Vélez de Benaudalla, rodeados de una exuberante naturaleza. Además de mar y cultura, la Costa Tropical ofrece infinidad de posibilidades, como la práctica del golf, el parapente, el senderismo en los pueblos situados tierra adentro, el submarinismo en los ricos fondos de Cerro Gordo y los deportes náuticos, que tienen su centro en el puerto deportivo de Marina del Este (Almuñécar) y en el Club Náutico de Motril.
Costa virgen
Desde el mirador de la Torre de Maro se disfruta del espectacular Paraje Natural Acantilados de Maro-Cerro Gordo. La panorámica se compone de abruptos acantilados intercalados con playas y pequeñas calas de difícil acceso, mientras que en las laderas de la montaña cuelgan impresionantes terrazas cultivadas a grandes alturas. Este enclave se extiende desde la torre de vigilancia costera de Maro hasta la Cala de Calaiza e incluye, además, una franja marina de gran valor ecológico. Realizando el sendero que se adentra en el Bosque del Cañuelo, se atraviesa por matorral mediterráneo y masas arbóreas de pino carrasco, junto con especies poco comunes como el buxus balearicas. Este arbusto tóxico soporta temperaturas extremas y puede llegar a vivir más de quinientos años. La presencia de aves, como lavanderas o gaviotas, acompañan durante el recorrido. Descendiendo a la playa, se observan en los acantilados aprovechamientos agrícolas relativamente recientes, como el cultivo de frutos tropicales. Estos nuevos ingredientes se han ido introduciendo en la cocina tradicional de la zona, diversificándola y enriqueciéndola. Los frutos tropicales pueden degustarse en ensalada o de postre, en una comida en la que no pueden faltar los pescados de roca como el pargo y el sargo y mariscos como la quisquilla. Y con el café, el ron de caña que también se elabora en la zona. Al sumergirse mar adentro desde playas como la de Cantarriján, se pueden disfrutar de grutas y fondos escarpados en los que habitan un gran número de especies vegetales, así como una rica variedad de fauna marina. Destacan las extensas praderas de Posidonia. A su abrigo conviven corales, esponjas y una amplia variedad de peces, algunos de vivos colores como el pez doncella o espectaculares como el pez luna. Un paseo en barco permite al visitante acercarse a lugares poco accesibles y de gran belleza. Durante el trayecto se pueden avistar los saltos y cabriolas de los delfines que atraviesan el Mediterráneo, mientras que sobrevolando los acantilados, pueden identificarse al acecho rapaces como el cernícalo primilla o el veloz halcón peregrino. En las inmediaciones del Paraje Natural se encuentra la Cueva de Nerja compuesta por distintas galerías, en las que se encuentran un sinfín de estalactitas, columnas y cascadas. En este lugar, se han hallado también importantes yacimientos arqueológicos del Paleolítico: restos humanos, pinturas rupestres, cerámicas y útiles diversos. Otras visitas pueden ser a la Torre de los Guardas, conocida como el Balcón de Europa, el Acueducto del Águila en el Barranco de la Coladilla o los restos de una calzada romana en el barranco de Maro.
Municipios
No deje de visitar Sorvilán, un pequeño pueblo blanco encaramado a una altura de 760 m. y con 677 habitantes, situado en la Sierra de la Contraviesa, a escasos kilómetros del mar Mediterráneo. El nacimiento de Sorvilán viene unido a la anterior existencia de una alquería, pues estas tierras estaban en el reino nazarita de Granada hasta la conquista castellana de finales del XV, tras la que permanece parte de la población andalusí, que disminuye tras la expulsión parcial de los moriscos en el siglo XVI. Entonces se crea el señorío de Torvizcón por parte de la Corona, donde se incluye Sorvilán hasta el siglo XIX. A principios del siglo XXI, su principal actividad económica reside en el cultivo del olivo. Sus monumentos más destacados son la iglesia parroquial de San Cayetano, construida en el siglo XVII y conocida hasta el XIX como la iglesia de San Marcos, y la Torre de Melicena, de origen nazarí. El recorrido de su territorio es una continua invitación a disfrutar del trepidante paisaje que se sucede con alternancia de barrancos, cerros, ramblas y playa. Son dignas de ver las perdidas aldeas y cortijadas que conforman un panorama moteado de blancas manchas entre el azul del mar, el verde de las vegas y el ocre de las sierras. El municipio aparece salpicado por pequeñas extensiones de antiquísimas encinas y fornidos alcornoques, que no son más que flecos del gran bosque que hubo en la zona. Tan sólo queda un cercano y espeso alcornocal en las inmediaciones de Alfornón, siendo éste el principal anejo del municipio hasta hace unas décadas. Los Yesos es el segundo núcleo más poblado. En cuanto a Melicena, la tercera población, constituye uno de los pocos lugares del Mediterráneo español donde la palabra tranquilidad todavía no ha perdido sentido. Su festejo más importante es el Guiso del Choto, en mayo. De Sorvilán destacan sus vinos y sus almendros.
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