Clima en Cuevas del Campo
El término municipal de Cuevas del Campo, situado entre los 800 y 900 metros de altitud sobre el nivel del mar, se encuentra al noreste de la Provincia de Granada, a 37º 36´ de latitud norte y 2º 55´ de longitud oeste, enclavado en una amplia altiplanicie miocénica, caracterizada por su elevada altitud y su relativo suave relieve, que contrasta vivamente con el cinturón de sierras que la circundan: Sierra Arana por el sureste, Cazorla, Segura y La Sagra por el noroeste, las de Baza y Filabres por el suroeste, y las de María, Topares y Jara al este.
Esta altiplanicie, durante mucho tiempo, estuvo inundada por un pequeño brazo de mar que pasó a convertirse en un inmenso lago de aguas semi saladas. Comenzó a desecarse hace miles de años, al ser capturadas sus aguas por el Río Guadalquivir y el Guadiana Menor en su punto más bajo, en el entorno del Embalse del Negratín. La árida llanura esteparia que ocupa hoy todo el centro de este territorio no es más que el fondo de lo que fue este lago.
La denominación de esta zona como “altiplano” queda claramente justificada si consideramos que todos los municipios de la misma se encuentran situados a una altitud entre 700 y 1200 metros.
El “Altiplano Granadino” constituye una unidad geológica con entidad propia, integrada en buena medida por la denominada Hoya de Baza, que se originó a finales de la Era Terciaria, cuando tuvo lugar el plegamiento de las Cordilleras Béticas.
Este término municipal de Cuevas del Campo, que limita al norte con el término municipal de Pozo Alcón, en la provincia de Jaén; al oeste con los términos municipales de Pozo Alcón y Dehesas de Guadix; al sur con los términos municipales de Freila y Zújar, y al este, con el término municipal de Zújar, tiene una extensión de 97 km², que representa el 0,75 % , respecto al total de la provincia, encontrándose la capital del municipio a 855 metros de altura sobre el nivel del mar y a una distancia de Granada capital de 115 km.
En un encuadre más amplio, Cuevas del Campo pertenece a la y en todas las divisiones comarcales establecidas a efectos geográficos, agrícolas, sociales, etc., este municipio está incluido en la ; junto con los municipios de Baza, Benamaurel, Caniles, Cortes de Baza, Cúllar, Freila y Zújar.
Cuevas del Campo forma parte de la porción más norteña, elevada y fría de las altiplanicies granadinas. Está a caballo entre las altas tierras de Huéscar y las de las comarcas de las Hoyas de Baza y . Este municipio está situado en el borde de contacto de la Cordillera Subbética y la Cordillera Penibética, participando, levemente, de las características orográficas y morfológicas de ambos conjuntos.
Orográficamente, el término municipal está constituido por una amplia meseta, que se extiende próxima a las faldas del sur de las sierras de Pozo Alcón y Cazorla, y que interrumpe o limita, la profunda depresión que origina el encajamiento del Río Guadiana Menor y su afluente el Río Guadalentín, cauces que sirven de límite del término municipal, con los de Zújar y Freila.
El suelo, en Cuevas del Campo, se caracteriza por la presencia de rocas sedimentarias, principalmente gravas, conglomerados y calizas, que dan lugar a paisajes semidesérticos.
El paisaje del llano o meseta, en la que se sitúan las buenas y ricas tierras del regadío, con gran predominio del olivar, en el paraje denominado El Chaparral, y una extensa vega, que se extiende en dirección norte, denominada Cañada de los Aljibes; contrasta, con los suelos pobres, de vegetación esteparia, alternando, con vertientes de margas y arcillas, profundamente abarrancadas, en un típico relieve de badlands o malas tierras, que terminan en la estrecha pero fértil vega del Valle del Guadiana Menor.
En las vertientes de los ríos Guadiana Menor y Guadalentín, para que pudieran, de algún modo, contener el progreso erosivo de arrastres por aguas de lluvia, de las embarrancadas tierras del margen derecho de estos ríos, aparece un tipo de pinar, caracterizado por su juventud y mala calidad, debido a que las tierras en las que se desarrolla, de constitución profundamente arcillosa, son poco idóneas para permitir que crezca con facilidad.
La aridez de esta zona es, en parte, corregida por la aparición de esas masas forestales, de implantación relativamente reciente, que tienen mayor significado en la vertiente del Río Guadalentín y, especialmente, en la zona denominada Hoya de los Corzos. En este paraje el monte bajo está prácticamente consolidado y produce un aspecto paisajístico mucho más en consonancia con las zonas próximas del Parque Natural de la Sierra de Cazorla.
Junto a las masas forestales de pino carrasco y ciprés, se desarrolla un monte bajo de estepa, en el que predominan los pastos pobres, especialmente los espartizales, que, junto con las alcaparreras, constituyen los únicos aprovechamientos rentables de este tipo de monte.
La fauna que se desarrolla está constituida por pequeños mamíferos y aves, que se adaptan a un medio forestal pobre como éste. Destacan las especies de caza menor como son la liebre y el conejo de campo; aves como la perdiz, la codorniz, el buitre, el petirrojo y el gorrión; y depredadores de escasa entidad como el zorro, la jineta y el te jón.
Destacar la existencia de una fauna piscícola de cierta entidad, constituida principalmente por barbo, carpa, trucha y cangrejo, que se desarrolla en las abundantes aguas de los ríos Guadalentín y Guadiana Menor.
Por su configuración, esta zona presenta un clima mediterráneo continentalizado, con veranos calurosos, superando fácilmente los 40 grados, y muy secos, con al menos dos meses de absoluta carencia de precipitaciones (julio y agosto), y unos inviernos fríos y prolongados, de nubosidad media y lluvias relativamente escasas. Consecuencia de esta continentalidad, hacen que la primavera y el otoño sean estaciones cortas e irregulares, con valores medios suaves.
Las oscilaciones térmicas diurnas, como una secuela más de la continentalidad, son también importantes. Estas oscilaciones permiten en los estíos el fresco nocturno tras el bochorno de las horas de insolación intensa, pero también denuncian las inversiones térmicas, que en las noches invernales provocan fuertes heladas.
Debido a la altitud y a las cadenas montañosas que circundan el altiplano, queda reducido, de manera decisiva, el volumen de precipitaciones, situándose la media anual en torno a los 350 litros por metro cuadrado. Estas precipitaciones se concentran fundamentalmente en primavera (marzo y abril) y otoño. Mientras que en los meses de verano el volumen de precipitaciones es casi nulo, causados principalmente por la persistencia en esta estación del anticiclón de las Azores y, secundariamente, por el anticiclón continental del norte de África. Ocasionalmente, pueden producirse tormentas por el calentamiento del suelo, o por la irrupción de masas de aire frío en altura, que desencadenan una gran inestabilidad.
Este clima, con temperaturas extremas y baja e irregular pluviometría, es mediocre para la agricultura, ya que, como es sabido, para los secanos cerealistas son importantísimas las lluvias de otoño y primavera, puesto que aseguran, por una parte, la siembra y germinación y, por otra, el crecimiento y granazón, quedando entre ambos la etapa invernal, de relativo parón vegetativo. Por su parte, el total de precipitaciones de octubre a mayo, así como el clima de este último mes, son decisivos para el olivar.
En consecuencia a lo expuesto la agricultura sólo es floreciente cuando se beneficia de los regadíos y en este punto casi la tercera parte del término municipal de Cuevas del Campo se beneficia de esta posibilidad, gracias a la zona regable del Guadalentín, posibilitada por el Embalse de La Bolera y su red de canales y acequias, que permiten regar una superficie de 2800 hectáreas.
El término municipal de Cuevas del Campo, enclavado en la cuenca del río Guadiana Menor, es una zona que dispone de abundantes recursos hidráulicos. Son de destacar: los ríos Guadalentín y Guadiana Menor, la rambla del Moral, que discurre por el este y cuyas aguas afluyen al río Guadalentín, la rambla de la Zahúrda, que discurre por el sur y afluye en el Guadiana Menor, y las ramblas de Salomón y de la Matanza, que discurren por el oeste y que también afluyen al Guadiana Menor, aunque fuera ya del término municipal. De menor importancia existen varias ramblas al sureste del término municipal, cuyo carácter es sólo temporal, como son: Doblas, Arúm, Cijira, etc.
El río Guadalentín, que discurre por el noreste, nace en la Sierra de Pozo Alcón (Jaén), y aunque tiene una cuenca relativamente pequeña (163 km²), sin embargo, goza de grandes aportaciones. Está regulado aguas arriba, dentro del término municipal de Pozo Alcón (Jaén), y a tan sólo 19 km del casco urbano de Cuevas del Campo, por el Embalse de La Bolera, siendo su presa de gravedad, de planta curva con aliviadero, vertiendo por coronación, con una capacidad de 53 Hm³, una superficie de 240 Has. y una longitud máxima de 6 km.
Este embalse tiene como finalidad la dotación de agua potable a los municipios de Pozo Alcón y Cuevas del Campo, y el abastecimiento de una zona regable de 5800 hectáreas de terreno, de las que 2800 pertenecen a este término municipal.
Esta obra, que se terminó en 1968, ha tenido un impacto muy importante para el término municipal de Cuevas del Campo, ya que ha potenciado enormemente el sector agrícola, que es el sector económico básico del municipio.
Junto con la red de canales y acequias que surcan toda la zona regable, se ha construido una amplia red de caminos que permiten la fácil salida de los productos cultivados, así como el acceso cómodo de maquinaria agrícola para mejorar la mecanización de esas tierras.
Hasta hace poco más de unos 10.000 años, la cuenca del Guadiana Menor era un lago salado interior, donde aportaban sus sedimentos numerosos riachuelos procedentes de Sierra Nevada, Filabres y el Macizo de Cazorla y Segura.
Su trayecto surgió de forma accidentada y violenta, excavando profundos barrancos, dejando al descubierto arcillas yermas, cargadas de yesos y de sales, cantos rodados y arenas marinas. Sobre el río Guadiana Menor, que se forma por la unión de los ríos de Caniles (Golopón y Gallego), Baza, Guardal, Cúllar, Castril, Huéscar, Galera y Guadalentín, todos ellos no muy importantes pero que cumplen una importante función de canalización y captación de las escasas precipitaciones del Altiplano Granadino.
En el paraje denominado “Negratín”, exactamente, aguas arriba de la confluencia de la rambla de Baúl, se ha construido embalse del Negratín, que inaugurada, el 16 de julio de 1985, supone, con su importante capacidad de embalse (567 Hm³), y una longitud máxima de coronación de 22 km, la creación de un gran lago artificial (“El Mar del Altiplano”) de 2170 Has, de las que más de la mitad quedan dentro del término municipal de Cuevas del Campo.
Y, si bien, aunque no beneficia directamente al municipio con la creación de nuevos regadíos, pues su finalidad es la de regular el caudal del Río Guadalentín, evitando sus catastróficas inundaciones; sin embargo, sí que se dejarán sentir sus beneficiosos efectos, al modificar todo el ecosistema del entorno con la creación de un microclima, permitiendo un mayor desarrollo de sus masas forestales y creando nuevas situaciones a efectos paisajísticos, turísticos, recreativos, etc., con el fomento de actividades que pueden potenciar el crecimiento de Cuevas del Campo, junto con los demás municipios de la zona.
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