Historia de Algarinejo (Siglo XV)
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Tras la caída de Alhama de Granada, en 1482, el reino nazarita de Granada se ve seriamente amenazado. Cuatro años más tarde, en 1486, caen las plazas de Loja, Íllora (conocida como el “ojo derecho de Granada”), Montefrío, y Moclín (llamado en esta época “escudo del reino”), permitiendo el paso de los ejércitos cristianos hasta las puertas de la misma ciudad de Granada, que cayó en 1492.
La villa de Algarinejo es reconquistada por la corona de Castilla en el año 1483, sin tener que hacer frente a una gran resistencia. En esta misma fecha tiene lugar la batalla de Lucena en la que el último de los reyes nazaritas de Granada, Boabdil, es apresado en el lugar de Cesna por los partidarios de Isabel la Católica (Diego Fernández de Córdova y Carrillo, II Vizconde de Iznájar y Conde de Cabra, acompañado de su sobrino, Diego Fernández de Córdova de Espejo, alcaide de los Donceles), para llevarlo después a la prisión de Porcuna. Este hecho, trascendental en el transcurso de la Reconquista está plasmado en la sillería del coro de la Catedral de Toledo, donde en una de las torres del relieve aparece el nombre de Xornas, haciendo referencia a Cesna o Sajna, lugar a cinco leguas de Lucena. El apresamiento de Boabdil fue plasmado también en el escudo de los Fernández de Córdova, en el que se representa a un “moro encadenado”. Además Alí al-Attar, alcalde de Loja y suegro de Boabdil fue muerto en esta batalla. El humanista e historiador Hernando del Pulgar, en una de sus obras, localiza el suceso a las mismas puertas del castillo de Cesna: "El Conde y el alcaide de los Donceles fueron contra ellos matando é captibando hasta un lugar que se llama Xezna que es cinco leguas de Lucena”.
En el asedio y conquista castellana de las poblaciones nazaritas de la última frontera de al-Ándalus la artillería jugó un papel esencial. La superioridad cristiana afectaba no sólo al número de combatientes, sino sobre todo a la capacidad técnica militar y al mayor potencial económico invertido en la guerra. Los cronistas hablan de distintas piezas de artillería empleadas: lombardas, ribadoquines, pasavolantes y búzanos. Las lombardas (o bombardas) fueron la pieza de artillería más común usada en los asedios durante la guerra de Granada.
Las lombardas
Estaban construidas de hierro dulce, porque así era más fácil y barata su construcción, pero también las hubo de fuslera, es decir, de fundición. Disparaban proyectiles de piedra o de hierro de hasta 100 kilos, con una potencia de disparo entre uno y dos kilómetros. Eran piezas rudimentarias cuya efectividad dependía más bien de la destreza del artillero y de la presión psicológica que imprimían a la población sitiada. Conforme avanzó el siglo XV, las lombardas se hicieron de mayor tamaño.
Los últimos años del siglo XV están marcados por la inestabilidad y por los continuos enfrentamientos entre concejos, que litigan por las lindes y la posesión de los nuevos terrenos arrebatados a los nazaritas. Así, en 1487 entran en litigio las ciudades de Loja e Iznájar por la posesión de algunos territorios de Algarinejo como es Fuentes de Cesna, un conflicto que termina por resolverse a favor de Loja. Algarinejo, a partir de este momento, entra a formar parte de la jurisdicción lojeña.
En este siglo comienzan a llegar los nuevos repobladores, una llegada que fue planificada por los corregidores, alcaldes, regidores y delegados de señores en sus respectivas jurisdicciones. Las autoridades facilitaron el acceso a la propiedad y rebajaron los impuestos.
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