Iglesia Parroquial de Peligros
La iglesia parroquial de Peligros fue construida sobre la cimentación de lo que había sido mezquita de la alquería y arrasada durante el aún reciente cerco a Granada, don Sancho de Castilla "Señor de Gor", mandó edificar un primer templo en el año 1922.
Había sido el duque de Gor, ayo del hijo de los Reyes Católicos Príncipe D. Juan de Aragón hasta que el malogrado heredero cumplió los doce años. Cumplido este cometido, fue uno de los artífices en la firma de las Capitulaciones de los monarcas con Boabdil. La recompensa recibida de los reyes fue, entre otros bienes, la totalidad del pago de "Andaraxamel", que en español significa "Era del viento Norte".
Fallecido el primer duque de Gor, su heredero llevó a efecto la primera reforma del templo, que a causa de las lluvias y posteriores temblores de tierra se hallaba en penoso estado. Las obras se llevaron a cabo entre 1561 y 1568, año en que el templo fue consagrado oficialmente al Santo de Toledo. El primer señor de Gor había introducido en nuestro lugar la veneración a su Ilustre paisano, setenta y cinco años antes, a raíz de la conquista granadina.
Fue el 23 de enero de 1568 y desde Granada desplazose a Peligros una ilustre comitiva, presidida por el entonces Pastor de la Diócesis, D. Pedro Guerrero.
Varios beneficiados, entre los que se hallaba el de la parroquia de Pulianas, fueron los encargados de ayudar al egregio oficiante en los solemnes actos religiosos que culminaron con la celebración de una solemne misa. Tras diversos actos lúdicos y ya por la tarde, la imagen del Santo Arzobispo fue paseada a hombros de los enfervorecidos vecinos, como prólogo a una larga tradición de casi cinco siglos.
En 1610, un maestro de obras apellidado Vico inspeccionó su estructura que se hallaba en condiciones precarias pero, ante la falta de recursos, todo quedó en la reparación de la techumbre, que filtraba agua por diversos puntos. Esta restauración, más urgente que importante, precedió a la que en 1625 llevaron a cabo los maestros Francisco Potes y Martín de Escobar. Del maestro Potes se sabe que dirigió la segunda planta del Palacio de Carlos V, desde 1619 hasta 1639, año en que falleció. En el intervalo de esos años inspeccionó entre otras muchas, la iglesia de Peligros.
Martín de Escobar fue el carpintero que construyó el artesonado y de las obras que dejó hay que reseñar las de las iglesias granadinas de San Ildefonso, Santiago (hoy Servicio Doméstico), la de San Gil, que estaba junto a Plaza Nueva y que fue demolida tras la invasión francesa durante la que fue saqueada; también construyo el artesonado de la iglesia de S. Bartolomé en el Albaicín.
Bajo la dirección de los maestros Juan Sarabia y Juan Martín, se llevó a cabo la mayor reforma del templo; se alargó hacia la izquierda y se amplió su alzado en vara y media. Dicha ampliación, puede observarse actualmente en la conjunción de las naves central y pequeña.
Fue entonces cuando se coronó la capilla de la derecha; fue alzada su cúpula con el añadido de un cupulín neoislámico y cuando se abrieron los óculos de la entrada al templo, junto al coro que había sido adosado años antes. A la torre se le agregó el cuerpo del campanario de ladrillo y cajón de mampostería, como el resto de la iglesia; contiene cuatro vanos con sencilla ménsula en su clave. Con posterioridad a estas fechas se reforzarían las esquinas de la nave central, ante el estado ruinoso al que había llegado su fábrica. Se le incrustaron grandes piedras de las vecinas canteras de Sierra Elvira. En esta ocasión se le anexionó el actual cancel, pues el anterior se hallaba a la izquierda de la torre, como demuestran sus pilares aún visibles tras el paso de los años. Este pórtico que era de mampostería fue remodelado a finales del siglo XIX, siendo sustituido por el actual de ladrillo.
El retablo mayor, procedente de la iglesia de S. Miguel en el Albaicín, había sido encargado al carpintero Tomás Morales (discípulo de Siloé) quien tardó en su labor dos años, entre 1559 y 1561. Dos siglos mas tarde, al ser ampliada dicha iglesia, las autoridades eclesiásticas dispusieron su traslado a la de Peligros, hecho que ocurrió en 1755. Constaba de dos cuerpos y remataba el segundo en un semicírculo, situado en su parte central. Columnas abalaustradas y cornisamientos, todas cubiertas de relieves y con basamento en el primer cuerpo, poseía dos grandes hornacinas en los intercolumnios laterales, mas otra más pequeña en el centro, bajo el semicírculo que coronaba el altar.
Como este retablo fuese de menor altura que la pared a la que iba a ser adosado y dejase un hueco entre éste y el artesonado, se le agregó un ático de una vara de ancho, a imitación del resto del conjunto. En las hornacinas fueron colocadas aquellas imágenes que, procedentes de la iglesia de S. Ildefonso, habían sido cedidas por disposición del Arzobizpado cuando en 1753 se inventariaron las posesiones de aquellas iglesias que habían sido cerradas al culto o de otras que habían sido reformadas. A la iglesia de Peligros le correspondieron las imágenes de S. Ildefonso, S. José, S. Antonio Abad y S. Juan Niño, hoy desaparecido y un pequeño Ecce Homo, que fue colocado sobre una pequeña repisa del retablo, sobre la hornacina que ocupa la imagen de S. José.
El bellísimo Crucificado, que se halla a la derecha de la nave mayor, data de finales del siglo XVII y está atribuido a José de Mora. Su pureza de rasgos traspasa el umbral del arte y nos sume en la emoción de la realidad más cruda.
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