Historia de Alhama de Granada

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Prehistoria

La presencia de restos arqueológicos en la zona se constata ya desde el Paleolítico Medio, fecha de la que datan los restos de Nehandertales encontrados en la cueva de Zafarraya.

Mucho más importante y representativa es la presencia humana durante el Neolítico. De esta etapa de la Prehistoria, están documentados numerosos yacimientos, principalmente en cuevas cercanas al río, como pueden ser la cueva de la Mujer, la del Agua o la de los Molinos, con abundante material cerámico, lítico y ornamental. Conviene destacar también varios enterramientos excavados.

Ya durante la Edad de los Metales, la presencia humana en Alhama tiene continuidad y entre los restos más destacados de la época, está la necrópolis argárica de la Huerta Cañón.

La actividad principal durante el Neolítico y la Edad de los Metales es básicamente agropecuaria

Alhama en la antigüedad

Se ha identificado a menudo con un núcleo de población romano conocido como Artigi o Artigis mencionada por Plinio, aunque no existen pruebas fehacientes que corroboren esta afirmación.

A pesar de que no se conozca con seguridad si la ubicación de Artigi se corresponde en alguna medida con la de Alhama, sí que se constatan restos evidentemente romanos por toda la zona, en especial, los hallados en la zona de la Mesa del Baño, en la Huerta Cañón, y una piscina primitiva en el Baño, restos epigráficos o los abundantes ejemplos numismáticos encontrados por toda la zona.

La calzada y el puente

Actualmente se conocen pocos datos acerca de las vías de comunicación de época romana en la región de Alhama, sólo se puede señalar la existencia de una cercana al puente romano, prácticamente desaparecida, tan sólo se encuentran en las inmediaciones del puente algunos restos de muros de contención-niveladores, sobre los cuales correría la calzada, de la que se conservan algún resto del piso.

De estos vestigios, a falta de datos fiables proporcionados por estudios arqueológicos, no podemos asegurar su origen romano, aunque sí se podría aventurar la idea de la existencia de una vía de comunicación en esta zona que pusiera en contacto los baños con un núcleo poblacional cercano, tal vez Artigi. Y que estas vías se reutilizaran y restauraran ya en época islámica.

Del puente, que tradicionalmente se ha considerado como romano, del s. I d.C. no se tiene una certeza absoluta, arqueológica o documental de tal origen, ya que algunos investigadores apuestan por su origen árabe. Sea como fuere el puente esta construido con lajas de la Malahá y aparejo irregular.

Compuesto por un solo ojo en forma de arco de medio punto. El piso está formado por dos rampas ascendentes y los pretiles del puente que han desaparecido. Ubicación: A 2 kilómetros de la localidad en dirección Granada, a escasos metros del cruce del balneario.

Las Termas romanas

Son escasos los datos que se conocen de las termas en época romana. Sólo se puede asegurar que ya existían en este tiempo, dado que su cimentación pertenece a esta época. Lo que constata la ubicación de un asentamiento o núcleo urbano en las cercanías del balneario.

Alhama en el período islámico

La Edad Media en Alhama está enmarcada dentro del mundo islámico. El mismo topónimo Alhama es de origen árabe: al-hamma (manantial natural de agua caliente).

Alhama fue una ciudad que, por su propia situación a caballo entre las provincias de Málaga y Granada, tuvo gran importancia como plaza fuerte fronteriza en las épocas de convulsión política y de luchas internas que se produjeron en el seno de Al-Andalus, tales como la revuelta muladí (s.XI) y, más concretamente, dentro ya de los avatares políticos, sociales y económicos del Reino Nazarí de Granada.

Durante esta época, las principales actividades económicas eran la agricultura, con el cultivo de la trilogía mediterránea (trigo, olivo y vid, con una menor importancia de esta última) y también con el cultivo de árboles frutales y hortalizas; y la ganadería, con importantes pastos aptos para la trashumancia.

En lo referente a su fundación tenemos noticias de su existencia, ya a finales del siglo IX. La ciudad comienza un desarrollo urbano y económico de importancia en la época nazarí (s. XIII-XV) ligado al auge del comercio, al encontrarse la localidad en una zona estratégica de paso entre el puerto de Málaga y el de Vélez Málaga y la capital del Reino Nazarí, Granada.

Las fortificaciones

La Alhama medieval se asienta sobre la cresta del tajo del río Alhama, en una posición estratégica para su defensa. La ciudad giraba en torno a un núcleo situado en la plaza de los Presos, en el que se encontraban tanto la mezquita mayor (sobre la que posteriormente se construyó la Iglesia de Santa Maria de la Encarnación), como el zoco (mercado) y los principales órganos administrativos. Existen ciertas dudas en lo referente al emplazamiento de la sinagoga en el lugar que posteriormente ocuparía el pósito.

Envolviendo este núcleo central se encuentran una miríada de callejuelas que conforman el entramado del casco histórico de la ciudad.La ciudad estaría protegida en dos de sus flancos por los tajos y en los dos restantes (lado norte y este) por una muralla de la cual se conserva un pequeño paño, probablemente de menor altura que la original en la calle de Adarve de los Remedios. En su parte más vulnerable se alzaría una alcazaba ubicada en los terrenos del actual castillo, siendo éste una reconstrucción del siglo XIX.

La protección de la ciudad también se efectuaba a través de un sistema de torres vigías, ubicadas en los alrededores de la ciudad, para protegerla de las razzias cristianas, muy frecuentes en al última etapa del periodo nazarí. Actualmente se conservan los restos de tres: Torresolana, cercana a la carretera del Salar, con planta circular y construida con sillarejo, la Torre de la Luna, de planta circular cercana al Llano de Zafarraya (cortijo de la Luna) y que controlaba la estratégica zona del Boquete, y la de Buenavista, situada cerca de la loma que separa el río Cacín y el Alhama, de planta ligeramente hexagonal construida con sillarejo y para reforzarla cantería en las esquinas.

La estructura urbana de la medina islámica

La estructura urbana de la medina islámica ha llegado a nuestros días con algunos cambios significativos, debidos a las alineaciones de calles y algunas reestructuraciones urbanas propias de la época cristiana. También se reemplazó el antiguo zoco o mercado, para abrir en su lugar la Plaza de los Presos. Otros cambios urbanos se produjeron a raíz del terremoto de 1884.

A pesar de todo, la estructura urbana actual contiene elementos de indudable raigambre islámica.

Estructurada a partir de calles estrechas e irregulares y adarves, en los que se encontrarían las viviendas, de muy diferente fisonomía a las que encontramos hoy en día. Además la ciudad contaría con un centro religioso y comercial ubicado en las inmediaciones de la mezquita mayor, situada en el lugar que hoy ocupa la iglesia de la Encarnación.

También se encontrarían en la ciudad otros edificios civiles representantes del poder nazarí, dada la importancia de la ciudad en esta época.

Entre ellos cabe destacar la desaparecida casa del Cadí (juez de la ciudad) que se ubicaba en el actual Hospital de la Reina. Uno de los vestigios de esta época que aún se conservan son los llamados Silos o Mazmorras, se trata de dos cavidades excavadas en la roca de planta irregular, tendente a la circularidad, de perfil cónico y con una obertura, hoy tapiada, en la parte superior (que servía como compuerta de entrada para los cereales), y otra en la parte lateral sin duda más reciente (por la que se accede a su interior actualmente). Probablemente fueron usadas como silos para grano tanto en época islámica como cristiana.

Baños árabes

En la historia del patrimonio andalusí de Alhama cabe incluir uno de los ejemplos mejor conservados de esa época, situado a dos kilómetros de la localidad en dirección Granada, se encuentran los baños árabes, que actualmente forman parte de una estación termal.

El edificio podemos fecharlo en torno a los siglos XIII y XIV, al final de la etapa almohade y comienzos de la nazarí, debido a la utilización de ciertos elementos tipológicos como los arcos de herradura apuntados, típicos del arte almohade.

Los baños son citados ya por autores de la época como Ibn Batuta (1350), además conocemos que fueron lugar de descanso para políticos y personajes importantes de la corte nazarí. Muy cercana a la época islámica encontramos la descripción del alemán Jeronim Münzer (1497). Estos y otros documentos dan constancia de la importancia de los baños y de sus beneficiosas propiedades.

Este baño no se estructura a partir de las tres estancias típicas de los baños en Al-Andalus (fría, templada y caliente) sino que al tratarse de un manantial de agua natural o Al-hamman se compone de una gran sala dividida en tres tramos.

Al primero accedemos por un arco de medio punto abierto en época cristiana, este tramo rectangular está cubierto por una cúpula de medio cañón abierta en su parte superior por tres lucernas con forma de estrellas de ocho puntas, éstas servían para controlar la cantidad de vapor y la temperatura dentro del recinto. El suelo está elevado respecto al nivel del agua, utilizando este desnivel como aliviadero del agua sobrante.

En el lado derecho de la sala se encuentra un pequeño arco que cobijaría en su día una pequeña fuente. Al lado izquierdo existe una pequeña habitación rectangular cubierta por una cúpula de medio cañón que probablemente pudo servir en su día como vestuario.

La parte central está separada de las dos laterales por medio de 2 arcos de herradura apuntados, uno a cada lado, con pequeñas columnas adosadas, inundadas hasta la altura del capitel. La profundidad del agua en esta sala central es de 1.80 metros y está cubierta por medio de un sistema de cuatro trompas sobre arcos de herradura, que sustentan una cúpula baída que se puede fechar en el siglo XVIII, ésto lo constata la inscripción en la albanega del arco de entrada, la falta de lucernas en la misma y diversos documentos de la época.

La tercera sala es idéntica a la primera, con la única diferencia de que está totalmente inundada. En su parte izquierda se encuentra un pequeño arco que enmarca una especie de nicho de donde nace el agua de forma natural a 47 grados centígrados.

La conquista cristiana; el comienzo de la edad moderna

Romance de la pérdida de Alhama

Passeávase el Rey Moro
por la ciudad de Granada
desde la puerta de Elvira
hasta la de Bibarrambla.
¡Ay de mi Alhama!
Cartas le fueron venidas
como Alhama era ganada;
las cartas echó al fuego
y al mensajero matara,
¡Ay de mi Alhama!
Descavalga de una mula
y en un cavallo cavalga,
por el Zacatín arriba,
subido se había al Alhambra.
¡Ay de mi Alhama!
Como en el Alhambra estuvo,
al mismo punto mandava
que se toquen sus trompetas,
sus añafiles de plata.
¡Ay de mi Alhama!
Y que las caxas de guerra
a prisa toquen alarma,
porque lo oygan sus moros,
los de la vega y Granada
¡Ay de mi Alhama!
Los moros que el son oyeron
que al sangriento Marte llama,
uno a uno y dos a dos,
juntado se ha gran batalla.
¡Ay de mi Alhama
Allí fabló un moro viejo,
desta manera fablara:
¿para qué nos llamas?, Rey,
¿para qué esta llamada?
¡Ay de mi Alhama!
Habeis de saber, amigos,
Una nueva desdichada:
Que christianos de braveza
Ya nos han ganado Alhama.
¡Ay de mi Alhama!
Allí fabló un alfaquí
de barba crecida y cana:
bien se te emplea, buen Rey,
buen Rey, bien se te empleara
¡Ay de mi Alhama!
Mataste los Bencerrajes,
que eran la flor de Granada,
cogiste los tornadizos
de Córdoba la nombrada.
¡Ay de mi Alhama!
Por eso mereces, Rey
una pena bien doblada:
que te pierdas tú y el reyno,
y que se pierda Granada.
¡Ay de mi Alhama!
Anónimo. Siglo XV

La conquista de la ciudad de Alhama a manos castellanas se ha considerado siempre como el principio del fin de la presencia islámica en la Península: diez años después, caía Granada.

Ya en manos cristianas, se procedió con rapidez al repartimiento del territorio conquistado en función de la categoría social de las personas beneficiarias y a su estructuración política y económica.

Pronto se asentaron en Alhama muchos repobladores llamados por el reparto de propiedades, llegando a ser los cristianos viejos mayoría con respecto a la población morisca incluso antes de la sublevación morisca de 1568-1570, por lo que ésta no afectó de forma muy severa a la ciudad.

En 1609 se produjo la expulsión definitiva de los moriscos fuera de la Península.

Casi recién conquistada Alhama, se consagraron edificios para el culto religioso y, a la par que los repobladores se fueron instalando en la ciudad, numerosas congregaciones religiosa, incluida la Santa Inquisición, que ya estaba presente en 1482.

El escudo de Alhama. 1689. Carta de Privilegios y confirmaciones

En campo de azur, un castillo de plata, mazonado y aclarado de sable, y terrasado de sinople, de cuyos costados nacen sendos brazos armados del mismo metal que empuñan una llave de sable; donjonado de tres torres, la central sumada de una granada al natural, rajada de gules y hojada de sinople; acostado de dos escalas de sable que se apoyan en el muro. La terraza cargada con una tercera escala puesta en faja de sable.

Al timbre corona real abierta.

La conquista cristiana

La conquista cristiana, que no "reconquista", de la ciudad de Alhama fue en cierto modo crucial para la rendición del Reino Nazarí de Granada en 1492. Por la importancia de la misma se realizaron en la ciudad un gran número de obras y reformas urbanas, todas ellas con el fin de adecuarla a una nueva sociedad, religión e instituciones.

En un primer momento estas intervenciones no fueron traumáticas y se respetó tanto la estructura urbana como las diferentes tipologías civiles y religiosas heredadas del periodo islámico.

Fue en un segundo momento cuando comenzaron a realizarse trasformaciones que menguaron en mucho el patrimonio medieval islámico, entre ellas cabe destacar la destrucción del zoco (mercado árabe), y de muchos otros edificios religiosos y civiles, sustituidos por construcciones más acordes al uso de la sociedad castellana, por ejemplo la mezquita mayor fue destruida para levantar la iglesia de la Encarnación, y así otros muchos ejemplos. De tal modo que en pocos años (primer cuarto del siglo XVI), se cambió mucho la fisonomía de la medina musulmana, con el fin de dotarla de las infraestructuras públicas y servicios de una ciudad "castellana" (casas consistoriales, pósito, cárcel, Hospitales, carnicerías...).

Así la arquitectura doméstica cristiana sustituyó paulatinamente a su predecesora islámica, eso sí dejándonos excelentes ejemplos de edificios solariegos.

Por lo general estas casonas señoriales responden a una misma tipología. La fachada se divide en tres alturas, en la primera destaca, la puerta principal, enmarcada por una portada en piedra, que suele contener en su parte superior las armas o escudos de la familia propiedad de la misma.

En un segundo piso suele abrirse un vano central de mayor tamaño delante del cual se ubica un balcón de gran tamaño, a ambos lados laterales obran varios vanos de menor tamaño.

La tercera planta suele estar compuesta por ventanas pequeñas alineadas en forma de galería. Tras la puerta de entrada nos solemos encontrar con un zaguán, o entrada que da acceso por medio de otra puerta a un patio central generalmente cuadrado o rectangular, porticado en algunos casos, tanto por columnas pétreas como por estructuras de madera (pies derechos).

Unos buenos ejemplos de estas casonas los encontramos en la C/Llana nº 6-8-38 y en la calle Alta Iglesia 4 (Casa declarada BIC).

En el siglo XVI y debido al crecimiento de la población se funda un nuevo barrio situado a extramuros de la medina, llamado el arrabal del Carmen, que tendrá su máximo desarrollo urbano y arquitectónico en los siglos XVII y XVIII.

El diseño del barrio responde a principios propios del urbanismo renacentista, siendo su estructura mucho más clara y ordenada que la de la medina musulmana, gracias a la utilización de un esquema reticular, de un cierto planeamiento urbano y a la creación de calles jerarquizadas por su tamaño. Siendo las principales C/ Enciso, C/ Agua, C/Guillén y C/ Alta de Mesones.

En este ensanche de la ciudad encontramos también un gran número de casas solariegas blasonadas y con portada pétrea, que repiten el esquema anteriormente expuesto, la mayoría construídas en época barroca. Varias son las fuentes para estudiar esta transformación de la medina en ciudad cristiana. Entre ellas caben destacar, en primer lugar la alusión de Alhama que hace el viajero alemán Jeromin Münzer (1494) y en segundo lugar el grabado de la ciudad realizado por dos cartógrafos provenientes de los Países Bajos: Hoefnagel (1564) y Wyngaerde.

La edad contemporánea

El siglo XIX será para Alhama, como para el resto del país, una época convulsa, caracterizada por la invasión francesa y por el azaroso establecimiento del estado liberal, en el que se enclavan la lucha dinástica entre carlistas y alfonsinos y las sucesivas desamortiza­ciones del patrimonio. En Alhama, una gran parte de los bienes eclesiásticos fueron vendidos. Ejemplo de ello es la ubicación del Ayuntamiento en el claustro del con­vento del Carmen. Para acabar el siglo, en Navidad de 1884 un terremoto asoló la zona y obligó a los super­vivientes a la reconstrucción de la ciudad.

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