Aguas de Lanjarón

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Introducción

Con carácter general se pueden definir distintas aguas minero-medicinales, entre las cuales tenemos:

  1. Bicarbonatadas, que son propias para facilitar la digestión
  2. Cloruradas, propias para la secreción gástrica y los intestinos
  3. Ferruginosas, cuando éstas tiene propiedades para las enfermedades de la sangre, ricas en hierro
  4. Sulfaradas, siendo éstas buenas para las enfermedades de las vías respiratorias
  5. Sulfatadas, estas son purgantes-laxantes, adecuadas para estreñimientos y diuréticas
  6. Radiactivas, propias para tratar el estrés y la depresión
  7. Carbogaseosas, mejoran las enfermedades cardiacas crónicas, etc.

Lanjarón cuenta con una riqueza hidrológica muy destacada, de reconocida fama bajo el nombre de Aguas de Lanjarón

Historia

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La historia de las Aguas de Lanjarón se remonta a finales del siglo XVIII, exactamente en el año 1765, en el que se puede datar el descubrimiento de unas fuentes de escasa relevancia. No obstante, oficialmente, el descubrimiento de las fuentes se realiza en 1770 según relata el Dr. Titos Martínez en «La aventura de Sierra Nevada (1717 - 1915)» (Vid. ref. 1).

Cuenta la leyenda popular que por el año 1774, un enfermo desahuciado bebió de ellas y sanó. Desde entonces su popularidad fue creciendo cada vez más por la variedad y riqueza de sus diferentes temperaturas y quimismos, según el estudio de 1822 efectuado por el Dr. Manuel Bazán, médico titular de la población de Lanjarón durante casi cuarenta años (Vid. ref. 2). Esta publicación se tituló «Tratado de uso de las aguas de Lanjarón, reino de Granada» (Vid. ref. 3).

En 1792 se descubre la fuente La Capuchina, consolidándose con ello definitivamente el valor curativo de los manantiales de Lanjarón. En el verano de 1800 se produce el hallazgo de los manantiales de La Salud y el Baño Termal, aunque la explotación de éste último permaneció en un estado muy primitivo hasta varias décadas después. En 1814 el Dr. Solsona visita la población y realiza el primer análisis cuantitativo del manantial de Capilla, recomendando en su obra el uso de este agua a «los hipocondríacos, histéricos y en general a aquellos con trastornos de cabeza».

Así el Dr. Maraver Eyzaguirre en su extenso artículo publicado en la revista Balnea (1, 2006), explica (Vid. ref. 4):

El descubrimiento de las aguas mineromedicinales de este balneario se cifra en el año 1770, y aunque inicialmente no tendría gran repercusión pues no figura en ninguno de los repertorios de Juan de Dios Ayuda “Examen de las aguas medicinales de más nombre, que hay en las Andalucías 1793-94-98” (que sí recoge en su volumen segundo, a las aguas alpujarreñas de Pórtubus, y por tanto debió pasar por Lanjarón); sí en el dieciocho, pues su discípulo y sucesor en Guadix, Juan Bautista Solsona, médico y farmacéutico, analiza las aguas del manantial Capilla en 1814, incluyendo, por tanto al Balneario de Lanjarón al que dedica treinta y cuatro páginas, entre “las fuentes de más nombre que se encuentran en este reino de Granada, y que no tengo noticia se hallen analizadas por ningún Profesor”.


El rey Fernando VII decretó, 29 de junio de 1816, la creación del Cuerpo Balneario, confirmado por acuerdo de las Cortes de 1822, cumplimentado en Real orden de 7 de junio del mismo año (Vid. ref. 5).

Con ello se mandó establecer en cada uno de los baños mas acreditados del país, un Médico-Director que en el caso de Lanjarón ocurrió por vez primera con el Dr. Baldoví Pallarés que ocupó el cargo entre 1818 y 1836 siendo muy destacables sus aportaciones en este campo. Durante su dirección el Dr. Ponce de León, Catedrático de la Universidad de Granada y fundador de la Academia Químico-Botánica, realiza los primeros análisis en profundidad de las aguas, auxiliándole el médico de la localidad el Dr. Bazán.

En 1838 fue nombrado Médico-Director el Dr. Medina Estévez, siendo éste el profesional que durante más años permaneció en el siglo XIX al frente del Balneario. Concretamente hasta 1868 sustituyéndole en el cargo, durante un periodo muy fugaz (1869 - 1870) el Dr. Sánchez Domínguez. Medina Estévez, por su parte, destacó por el conocimiento de los nuevos manantiales entre ellos la fuente llamada San Antonio y el análisis completo de las aguas. De esta época datan visitas de unos 12.000 enfermos entre 1840 y 1863, de los cuales 6.966 se curaron y se estima que más de 4.000 personas obtuvieron algún tipo de alivio en sus enfermedades.

Ya entre 1872 y 1879 ostentó el cargo de Médico-Director el Dr. José Valenzuela y Márquez, tiempo durante el cual además de publicar sus Memorias Anuales del funcionamiento del Balneario de Lanjarón, fue fundador de la Sociedad Española de Hidrología Médica (1877). En este período el balneario, que había sido expropiado, pasó a manos de la Duquesa de Santoña (1873) recomendando el Dr. Valenzuela la canalización de las aguas para la cura hidropínica en sus «Páginas sueltas para una monografía de las aguas y baños minerales de Lanjarón» (Vid. ref. 6).

En esta obra se recoge el informe emitido por la Sociedad Española de Hidrología Médica íntegramente, dando por buenos los análisis del profesor Montels, de 1863 sobre las aguas de Lanjarón. Posteriormente accede al cargo el Dr. Marín Perujo, Médico-Director del Balneario de Lanjarón entre 1891 y 1898, como destaca el profesor Maraver:

Este médico joven, es de los primeros especialistas en aparato digestivo del país, lo cual resulta muy beneficioso para el centro, por el tipo de clientela y especialización del Balneario (...) por ser un ardiente defensor de la construcción del Gran hotel balneario, sabe que los bienes de la Duquesa tienen que subastarse; y que en la medida en que el nuevo propietario realice las inversiones oportunas, el balneario de Lanjarón se puede colocar entre los primeros de España.


Publica el Dr. Marín Perujo en los primeros meses de 1892, sus «Noticias de los baños y aguas minero-medicinales de Lanjarón (Granada)» (Vid. ref. 7). En su último ejercicio en Lanjarón compra el balneario don Silverio Carrillo el cual dejaría a un lado la construcción del gran hotel inicialmente proyectado. Esto movió a Marín Perujo a concursar para trasladarse a otro destino. A pesar de todos estos contratiempos la fama y reconocimiento de las aguas de Lanjarón fue cada vez mayor.

Así a partir de 1925 comienza la distribución de las aguas por toda la geografía peninsular y el norte de África. Y es en 1928 cuando el Balneario de Lanjarón adopta prácticamente su configuración actual.

Hoy existe el museo del Agua en el pueblo de Lanjarón , situado junto al río, que fue inaugurado el 13 de febrero de 2010.

Referencias

1. TITOS, M.: El descubrimiento de las aguas de Lanjarón (1770). En: La aventura de Sierra Nevada 1717-1915. Granada: Universidad de Granada, 1990: 37-43.
2. PIÑAR, J.: Manuel Bazán. En: Bazan M, Solsona JB, González MJ, Medina M, Valenzuela J. Las aguas de Lanjarón. Granada: Fundación Caja de Granada [Colección Sierra Nevada y la Alpujarra, núm. 21], 1997: 85.
3. BAZÁN, M.: Tratado del uso de las aguas medicinales de Lanjarón, reino de Granada. En el que se demuestran las virtudes de cada fuente y baño, con las indicaciones y contraindicaciones para dicho uso, y el régimen y método que han de observar los pacientes. Granada: Imprenta de don Nicolás Moreno, 1822: 1-20.
4. MARAVER, F.: La figura del Médico-Director en el Balneario de Lanjarón: siglo XIX. Revista Balnea (1, 2006) pp. 127-146.
5. MARTÍNEZ REGUERA, L.: Bibliografía Hidrológico-Médica Española, segunda parte (Manuscritos y Biografías). Madrid: Sucesores de Rivadeneyra, 2 vols., 1896-97.
6. VALENZUELA Y MÁRQUEZ, J.: Páginas sueltas para una monografía de las aguas y baños minerales de Lanjarón. Imprenta, librería y litografía del Diario de Córdoba. 1879.
7. MARÍN, A.: Noticias de los baños y aguas minero-medicinales de Lanjarón (Granada). Establecimiento Tipográfico de G. Pedraza, 1892, 1-15.

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