Palacio de Carlos V

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Nombre del edificio

Palacio de Carlos V

Localización

Alhambra, Granada

Cronología

Siglo XVI

Arquitecto

Pedro Machuca

Propiedad

Pública

Catalogación

Bien de Interés Cultural. Monumento



El Palacio de Carlos V de Granada se levanta dentro del recinto de La Alhambra, por lo que para su construcción hubo de derribarse algunas de las zonas auxiliares y dependencias que lindaban con el conocido como Patio de los Arrayanes.

Desde 1526, y tras la celebración del matrimonio entre el emperador Carlos I con doña Isabel de Portugal en Sevilla realizado en ese mismo año, se trasladan los monarcas a la Alhambra de Granada donde fijan su residencia hasta diciembre de ese año. Pero los palacios nazaríes, aunque bellos y espectaculares, no resultaban apropiados para las costumbres europeas del emperador ni para las exigencias de su corte borgoñona, por lo que éste decide levantar allí mismo un nuevo palacio, moderno y acorde con sus gustos y sus necesidades.

Las trazas de este palacio se encomiendan a Pedro Machuca, artista toledano que se había formado en Italia al lado de Miguel Ángel; y que por entonces residía dentro de la misma Alhambra en calidad de escudero del marqués de Mondéjar, alcaide de la Casa Real. Machuca había trabajado ya en Granada junto a Berruguete y Jacobo Florentino en la decoración de la Capilla Real por encargo del propio emperador, interviniendo también en obras en Jaén y Toledo, su ciudad natal. El palacio se emplaza sobre las caballerizas del conjunto nazarí para no dañar éste, ya que el emperador gustaba del arte islámico, como demostró manteniendo lo que de él había en el alcázar madrileño cuando Luis de Vega y Alonso de Covarrubias lo reforman y adaptan para él en el año 1540.

Palacio de Carlos V. Detalle de relieve alegórico en fachada.

Machuca diseña y organiza su novedoso palacio en dos niveles, de planta cuadrada con un pequeño ángulo en chaflán que se corresponde con un lado del octógono de la Capilla, y dispone en el centro un gran patio porticado circular, con lo que logra resolver con originalidad y elegancia todo el programa de necesidades del emperador y de su corte: la capilla para ceremonias religiosas, el amplio patio para festejos y espectáculos palatinos, y grandes aposentos interiores en dos niveles, para las distintas funciones tanto oficiales como domésticas.

El acertado concepto del patio dentro del propio palacio surge para preservar al rey del contacto directo con el pueblo; y para realzar aún más la figura del emperador se crea de planta circular -sin precedente en las construcciones anteriores-, frente a los patios rectangulares comunes del resto de la nobleza. En su interior plantea dos elegantes pórticos adintelados y superpuestos: el inferior en estilo dórico, y jónico sobre pedestales el orden superior, disponiendo una amplia galería perimetral en ambos casos para transitar y acomodar a los invitados.

Patio central del palacio.

En el exterior las fachadas superponen los mismos órdenes del interior y en ellas distribuye huecos rectangulares y circulares en cada planta, con paramentos de aspecto duro que le aporta el almohadillado de la piedra del cuerpo inferior y lisos en el superior, reservando espacios para ubicar relieves que aluden a las victorias del emperador Carlos. Con un diseño bien estructurado y una modulación clásica e impecable, sus fachadas transmiten la serena belleza de los mejores palacios renacentistas urbanos.

Se inicia la financiación de las obras con los impuestos creados a los moriscos; pero al disminuir su población se reduce el ritmo de éstas, hasta parar en 1568. Más tarde, Juan de Herrera levanta en su fachada oeste la portada principal, modificando el trazado de Machuca, con tres huecos adintelados en el cuerpo inferior, más pequeños los laterales que el cerntral, y otros tres de iguales dimensiones en el superior enmarcados entre columnas dóricas y con medallones con relieves sobre ellos.

Posteriormente Pedro de Velasco levantaría la columnata jónica de la planta noble del patio; y tras muchas adversidades las obras de este gran palacio se abandonan en el año 1633 sin que las circunstancias del momento hicieran posible llegar a habitarlo nunca, acabándose finalmente en 1957, en pleno siglo XX, tras la intervención de muchos otros artistas entre los que se encuentran: Luis Machuca, hijo de Pedro, Juan de Orea o Juan de Minjares; y más recientemente, los arquitectos Leopoldo Torres Bálbás y Francisco Prieto Moreno.

En el camino de acceso y subida a palacio, Machuca dispuso además otros elementos renacentistas de llenos de belleza y simbolismo en honor al emperador, como son la Puerta de las Granadas, con almohadillado rústico y escudo imperial en el frontón entre acróteras en forma de granadas y la Fuente de Carlos V, sobre cuyo cuerpo inferior que recibe el agua a través de tres grandes mascarones con cabeza de león, presenta una franja con cartelas del Plus Ultra y las aspas de la Casa de Borgoña, rematado todo ello por un gran luneto central con el escudo imperial.

Catalogación

Incluido dentro del recinto monumental de la Alhambra, el Palacio de Carlos V está catalogado como Bien de Interés Cultural, y goza de la declaración de Patrimonio de la Humanidad otorgada por la UNESCO a todo el conjunto desde el año 1984.

Galería

PalacioCarlos V 985.JPG

Vídeos



Localización

Palacio de Carlos V. La Alhambra.

Bibliografía

  • Historia de la Arquitectura Española. Tomo 3: Arquitectura renacentista. Editorial Planeta, año 1986.
  • El Renacimiento en Andalucía. Jornadas Europeas de Patrimonio, año 2006. Editado por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

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