Jueves Santo (Aldeire)

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Imagen de Cristo Crucificado, de Adeire.

Historia

Hay un refrán bastante popular, al menos entre la población aldeireña, que dice así : “tres días hay en el año que relucen como el sol: el Jueves santo, el Corpus Christi y el día de la Ascensión” así que nos encontramos ante un día de renombrada fiesta.

Aunque con el paso del tiempo se ha ido deteriorando este sentido de fiesta, dando lugar a vivir una mañana en la que sólo cabe destacar el ajetreo, sobre todo en las amas de casa, para ultimar las típicas comidas de Semana Santa, y así queda elaborada la comida para jueves y viernes. Entre estas comidas cabe destacar: “el potaje de garbanzos”, que este se guardará para la comida del viernes, ”la tortilla de patatas” conocida también como “tortilla de Semana Santa” que se diferencia por no llevar cebolla y en hacer el corte de la patata diferente, a láminas, y que en vez de mezclar las patatas con los huevos batidos, estas se ponen en la sartén y se ponen los huevos batidos por encima, ”natillas”, ”arroz con leche”, ”torrijas” , “bacalao”, etc ... Todo esto se hace con la intención de no tener que cocinar al día siguiente, e incluso el sábado, volviendo así a cocinar el Domingo de Resurrección, tratando de dar un sentido de solemnidad al viernes santo y de alegría al domingo, aunque esta manera de actuar por así decirlo se sigue manteniendo sólo a partir de personas que sobrepasan los 40-45 años.

Jueves Santo

A las 5 de la tarde, cada año, se celebra “la Santa Eucaristía”, acto que se destaca por su larga duración, entre una y una hora y media. A continuación de esta celebración sale una procesión, con la imagen del crucificado y a continuación la imagen de la Virgen de los Dolores, que en vez de hacer el típico recorrido de costumbre solo sube hasta la Plaza de San Marcos y de allí vuelve al templo.

A partir de que esta procesión vuelve a su templo, la iglesia permanece abierta durante el resto del día y toda la noche, en simbología de la muerte de Jesús, para que todo aquel que quiera ir al templo pueda hacerlo. Hasta hace pocos años a las once de la noche el sacerdote hacia la conocida “hora santa”, una hora en la que el sacerdote decía una especie de “sermón” o charla dirigida a los feligreses. Así es como generalmente suele transcurrir este día de Jueves Santo.

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