Iglesia parroquial de San Luis (Albondón)

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Iglesia Parroquial de San Luis, en Albondón.

Éste es el principal monumento de Albondón y está dedicado al santo monarca francés. Cuya primera piedra se puso el 12 de junio de 1735. En ese día entre los habitantes de la población se eligió por sorteo que el titular de la iglesia fuera el Santísimo Cristo de la Salud y el patrón de la localidad San Luis, Rey de Francia. Se trata de un templo de orden dórico y sólida planta dividida en tres naves, que destaca majestuoso sobre el resto del conjunto urbano. Esta construcción no fue ajena a los estragos de la Guerra Civil, ya que durante la contienda se perdieron gran parte del retablo y de las imágenes que en ella se albergaban motivo por el cual han sido sustituidas por otras de nuevo cuño.

Historia de San Luis, rey de Francia

San Luis, rey de Francia, nace en Poissy el 25 de abril de 1214, y a los doce años, a la muerte de su padre, Luis VIII, es coronado rey de los franceses bajo la regencia de su madre, la española Doña Blanca de Castilla.

En lo humano, el reinado de San Luis se tiene como uno de los más ejemplares y completos de la historia. Su obra favorita, las Cruzadas, son una muestra de su ideal de caballero cristiano, llevado hasta las últimas consecuencias del sacrificio y de la abnegación. Por otra parte, tanto en la política interior como en la exterior San Luis ajustó su conducta a las norms de la moral cristiana.

Desde el principio de su reinado San Luis lucha para que haya paz entre todos, pueblos y nobleza. Todos los días administra justicia personalmente, atendiendo las quejas de los oprimidos y desamparados. Desde 1247 comisiones especiales fueron encargadas de recorrer el país con objeto de enterarse de las más pequeñas diferencias. Como resultado de tales informaciones fueron las grandes ordenanzas de 1254, que establecieron un compendio de obligaciones para todos los súbditos del reino.

El reflejo de estas ideas, tanto en Francia como en los países vecinos, dio a San Luis fama de bueno y justiciero, y a él recurrían a veces en demanda de ayuda y de consejo.

Cuando por Europa arreciaba la lucha entre el emperador Federico II y el Papa por causa de las investiduras y regalías, San Luis asume el papel de mediador, defendiendo en las situaciones más difíciles a la Iglesia.

Personalmente da ejemplo ante su pueblo en las fiestas y ceremonias religiosas. En este sentido fueron muy celebradas las grandes solemnidades que llevó a cabo, en ocasión de recibir en su palacio la corona de espinas, que con su dinero había desempeñado del poder de los venecianos. En 1238 la hace llevar a París y construye para ella, en su propio palacio, una esplendorosa capilla, que de entonces tomó el nombre de Capilla Santa, a la que fue adornando después con valiosas reliquias entre las que sobresalen una porción del madero de la cruz y el hierro de la lanza con que fue atravesado el costado del Señor.

A San Luis le cabe la gloria de haber dirigido las dos últimas Cruzadas. En cuanto a los anteriores esfuerzos para rescatar los Santos Lugares, había fracasado, o poco menos, la Cruzada de Teobaldo IV, conde de Champagne y rey de Navarra, emprendida en 1239-1240. Tampoco la de Ricardo de Cornuailles, en 1240-1241, había obtenido otra cosa que la liberación de algunos centenares de prisioneros.

Su mayor enemigo fue la peste, ocasionada por el calor, la putrefacción del agua y de los alimentos. El 3 de agosto muere el segundo hijo del rey, Juan Tristán, cuatro días más tarde el legado pontificio y el 25 del mismo mes la muerte arrebataba al mismo San Luis, que, como siempre, se había empeñado en cuidar por sí mismo a los apestados y moribundos. Tenía entonces cincuenta y seis años de edad y cuarenta de reinado.

Pocas horas más tarde arribaban las naves de Carlos de Anjou, que asumió la dirección de la empresa. El cuerpo del santo rey fue trasladado primeramente a Sicilia y después a Francia, para ser enterrado en el panteón de San Dionisio, de París. Desde este momento iba a servir de grande veneración y piedad para todo su pueblo. Unos años más tarde, el 11 de agosto de 1297, era solemnemente canonizado por Su Santidad el papa Bonifacio VIII en la iglesia de San Francisco de Orvieto (Italia).

En el pueblo de Albondón celebran su santo el día 25 de agosto con una Fiesta que normalmente dura por lo menos 3 días.


Bibliografía

  • Luis IX, Santo. Católica.net, en: es.catholic.net/op/articulos/32073/luis-ix-santo.html

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