Virgen de los Dolores (Dehesas de Guadix)

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Nuestra Señora de los Dolores es una bella imagen, cuyas manos y cabeza están esculpidas en terracota. Destaca su fina cara, la perfección de las lágrimas y un pequeño hoyo en la barbilla dándole un toque especial. Vestida de negro con un gran manto del mismo color, está coronada con una pequeña corona y colocada a la entrada del templo sobre el altar que han construido los jóvenes para la ocasión y sobre una losa de mármol que una familia dono.

Historia

Cuentan los abuelos del pueblo que cuando estalló la Guerra Civil milicianos venidos de fuera entraron en la Iglesia y quemaron todos los santos (San Bernardino, San Marcos, el Niño de la Bola y la Virgen de los Dolores). Desde ese año hasta el mes de octubre del año 2003, en que se compró la Virgen con los donativos de prácticamente todo el pueblo.

Bendición

El día 9 de diciembre de 2003, nuestro pueblo de Dehesas de Guadix vivió un momento muy importante y significativo que será recordado en la historia local. El motivo no es otro, que la bendición de la Virgen de los Dolores de manos de nuestro párroco D. Andrés Martínez Galán.

La primera salida de la Virgen se realiza en la Semana Santa del 2004, aunque su salida ordinaria debia ser el Viernes Santo, se realizo el Domingo de Resurrección y con este motivo la Virgen llevaba un manto blanco he iba acompañada de la Banda de Música, colocada en el trono que se ha hecho para la ocasión. Trono que es llevado por más de 16 jóvenes del pueblo que durante varias semanas han estado ensañando para llevar dignamente a la Dolorosa.

Coronación

Coronación de Nuestra Señora de los Dolores el día 21 de agosto de 2005. La ceremonia estuvo presidida por el párroco D. Andrés Martínes, el arcipreste D. José Gabriel Molina y el sacerdote D. José Fernando Titos. En la homilía el párroco hacía mención a la figura de María exaltando su dedicación su discreción y su amor a su Hijo, también aprovechaba para agradecer la presencia de costaleros, camareras, hermanos y hermanas de la Virgen y a los fieles congregados en la iglesia. Muy pocas veces ha estado el templo tan lleno como en este día, ni siguiera en las fiestas patronales o celebraciones de sacramentos, y es que el momento lo merecía. No cabía nadie más dentro de la Iglesia, en la calle decenas de personas se cercaban a la puerta para poder seguir la misa todo el pueblo no quería perderse el momento de la coronación.

Para tan importante acto, se engalanó la Iglesia, Sacerdotes venidos de otras parroquias y con la ayuda de varias personas, de manera desinteresada, prepararon un espectacular altar en donde la imagen de la Virgen ocupaba su parte central rodeado de diez magníficos candelabros. Al fondo del mismo un gran dossier de terciopelo cubría toda la pared y enmarcaba a la Virgen en perfectas proporciones. La decoración floral, telas de damasco y un mantel de siglo XVIII formaban el marco idóneo para impresionar a los fieles congregados allí.

Pasadas las ocho de la tarde, el coro parroquial entonaba la canción dando entrada a los sacerdotes y acólitos al interior del templo. Después de la homilía, se bendijo con agua bendita la corona y así llegaba el momento culminante que todos esperaban: la coronación de la Virgen. Se colocaron las catorce camareras delante del altar y fueron acercando poco a poco y pasando de mano en mano la corona hasta llegar a las manos del párroco. Y a la par los costaleros coreaban al unísono el "Dios te salve Madre" al tiempo que los allí presentes se emocionaban al escuchar esta popular canción mariana de boca de veinte jóvenes. La conmoción llegaba a su momento álgido cuando la dorada e impresionante corona se posaba sobre la fina y bella cara de la Virgen. En ese momento y de manera espontánea se escuchaba un caluroso aplauso que inundaba la Iglesia al mismo tiempo que los ojos de los allí presentes se enrojecían al ver a su Virgen coronada.

La eucaristía continuó con las ofrendas. Costaleros y camareras ofrecieron a la Virgen el pan y el vino, flores, el rosario, una Biblia y las velas que todos los Viernes Santo acompañan a María. Ya en la acción de gracias se nombraba como Hermana Honoraria a Ánfeles López y se entregaban dos placas de agradecimiento a las familias que han sufragado los gastos de la corona y la vara del Hermano Mayor. Ya para terminar Andrés Martínez, visiblemente emocionado, daba nuevamente las gracias al pueblo por su presencia y de manera especial a todos los que han hecho posible que este acto, que sin duda es histórico, se desarrollara a la perfección.

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