Ruta Cultural por Orce

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    Iniciaremos nuestro particular paseo por Orce partiendo de la construcción más antigua y emblemática de la villa: La "Alcazaba de las Siete Torres". Precisamente siete, este número mágico y símbolo de protección, da nombre a La Alcazaba o Castillo de Orce, que a diferencia de otras fortalezas medievales, se encuentra en el centro de la villa y al mismo nivel que el resto de edificios. De su construcción, sabemos que se inició en la Edad Media, sin fecha concreta conocida, en cualquier caso, esta obra musulmana dio comienzo antes de Siglo XI.
    La Torre del Homenaje, reconstruida en Siglo XVI tras un terremoto, es la única en la que perduran sus almenas, y a pesar de este incidente, su buen estado de conservación sólo es igualado en toda la provincia por la Alhambra de Granada. Hasta no hace mucho, esta torre fortificada albergaba el “Museo de Prehistoria y Paleontología”, reconvertida ahora en el Centro de Arte Contemporáneo “José Saramago”.


Vista General de Orce
              Vista general de Orce, en detalle: Los Cuatro Caños, La Alcazaba y el Palacio Belmonte-Segura


    Continuando con nuestra visita, aprovecharemos la altura de La Alcazaba y desde el mismo patio central, dirigiremos la mirada hacia la Plaza Vieja, para encontrarnos de frente, a escasos metros, la otra joya arquitectónica de Orce: La "Iglesia de Santa María".
    Partiendo de una mezquita árabe, fue construida sobre planta de cruz latina y estilo barroco entre los Siglos XVII y XVIII. Consta de una sola nave central en la que se abren capillas laterales, con un crucero sobre el que alza la cúpula central, apoyada sobre cuatro pechinas ante la Capilla Mayor.

    La portada que recibe al transeúnte es de marcado estilo y belleza clásica, precisamente, son estos elementos arquitectónicos los que sirven como decoración, ya que fiel a su fachada de estilo clásico, la decoración ornamental es muy sencilla.
    Otro elemento digno de destacar es su Retablo Mayor, que aunque destruida su parte central en La Guerra Civil, conserva gran parte de su estructura y decoración original ya de estilo barroco.


Iglesia Santa María de Orce
                                                                          Iglesia San María de Orce


    Dejamos atrás la Plaza Vieja, y casi sin darnos cuenta, llegamos a laPlaza Nueva, verdadero centro del pueblo. Llama nuestra atención el Palacio Belmonte-Segura, conocido en Orce como “La Casa Grande”, fue construido a finales del Siglo XVIII, tomando como modelo el Palacio de Los Segura, que más tarde visitaremos; no en vano, la que en su día construyó esta mansión, no fue otra que la hija de Andrés Segura, quien años atrás mandó construir el Palacio de Los Segura.
Sus estancias, ahora de propiedad privada, fueron en su día residencia oficial del Coronel Villalobos, a principios de Siglo XIX.
    Nuestros pasos nos conducen atravesando de punta a punta la Calle Tiendas, hasta el Paseo de Los Caños. Pero antes de seguir nuestra ruta, hacemos una parada en el Palacio de Los Segura, más conocido como “La Casa de Los Cirilos”, del que ya sabemos, sirvió de inspiración para levantar la “Casa Grande”.
    No es de extrañar que esta familia, Los Segura, padre e hija, construyeran estas dos mansiones, ya que su patrimonio, fruto de la ganadería, fue en su época de los más importantes de la provincia.
    Se cuenta que esta antigua mansión, está habitada por un fantasma, como cualquier caserón que se precie. Aunque parece que nadie lo ha llegado a ver. De ser cierta esta leyenda, es de justicia reconocer que nuestro etéreo paisano, tiene un gusto exquisito cuando de elegir morada se trata, y que mejor sitio para pasar la eternidad que un palacio rural fielmente restaurado y en todo su esplendor barroco original.
    Con el permiso de nuestro anfitrión, continuaremos la visita, en la que destaca por méritos propios el artesonado del patio interior, el oratorio de corte rococó y grandes salones decorados con azulejería de los Siglos XVII y XVIII. Hoy en día, sus estancias albergan la oficina de información turística, la biblioteca municipal y el museo de Prehistoria y Paleontología.


Museo de Prehistoria de Orce
                                                                      Museo de Prehistoria de Orce


    No sería de buena educación marcharnos de tan singular mansión, sin antes visitar al más conocido de cuantos habitaron Orce, así que cruzamos el patio interior y ya estamos en las puertas del museo, porque aquí es donde encontramos a tan ilustre vecino: Al “Hombre de Orce”.
    Pues aquí lo tenemos, en la segunda planta del museo, compartiendo morada y protagonismo con otros muchos restos fosilizados. Animales tan exóticos para las latitudes de Orce, como el cráneo de un extinguido tigre Dientes de Sable, o restos de las que fueran las primeras herramientas líticas que tallaron nuestros ancestros.


Restos de "El Hombre de Orce"
                                                                       Fósil de "El Hombre de Orce"


    Nuestra visita cultural llega a su fin, salimos del Palacio de Los Segura, recorriendo el Paseo de Los Caños, el suelo adoquinado y los árboles que lo bordean nos conducen hasta la fuente de Los Cuatro Caños, que da nombre a este bello paseo.

    Pero no acabaremos aquí nuestro viaje, aunque son muchos los lugares y rincones que nos dejamos atrás. Dos kilómetros en dirección a la cercana Galera, nos separan de nuestro último destino, Fuencaliente. Un corto trayecto por un paraje de fuertes contrastes entre desierto y vergel, que en su día cautivó al Novel José Saramago y fielmente describió en sus relatos.


Piscina-Manantial de Fuencaliente
                  Fuencaliente. En detalle: Renovación del agua, peces (barbos) y vista desde otro ángulo

    Llegamos a Fuencaliente, lo que antaño fue un manantial, es ahora una zona recreativa donde poder descansar y refrescarnos. No es una simple piscina, sus aguas se renuevan constantemente sin filtros ni artificios, de ello dan cuenta los peces que la habitan. Se dio el nombre de Fuencaliente a este estanque por la extraña particularidad de mantener sus aguas siempre a la misma temperatura, alrededor de los 20 grados durante todo el año.
    Y aquí, en este oasis, acabamos nuestro viaje, conscientes de que en tan breve recorrido nos dejamos otros muchos lugares que el viajero deberá descubrir por sí mismo.

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