Palacio de Daralgaçi
Ocupando dos tercios de lo que era pago de Andaraxemel se encontraba la famosa huerta real de Daralgaçí, finca de recreo de la sultana Aixa; hermosa posesión de recreo y expansión, en especial en las llamadas fiestas de la vendimia. En esta mansión, en una mazmorra secreta, se ocultó Boabdil durante dos días, cuando su padre quiso eliminarle por inducción de su favorita Zoraya. Avisado por su madre, el príncipe huyó de la Alhambra descolgándose de la torre de Comares por medio de unos cortinajes anudados y amarrados a uno de sus ajimeces. Advertida la fuga por sus carceleros, los hombres del sultán emprendieron una equivocada persecución por el camino de Guadix mientras el fugitivo y varios de sus leales tomaron otra ruta, llegando a la ciudad Accitana cuando había sido abandonada por sus perseguidores.
Transcurridos más de quinientos años, tras cambiar de dueño en múltiples ocasiones, aquel palacete hermoso y placentero fenece víctima de siglos y de abandono. De su hermosa fachada fueron desprendiéndose los azulejos azul y oro, cuyo esmalte acrecentaba su fulgor con el paso de los años. También sus atauriques de complicados encajes se desplomaron de los frisos de los ajimeces, que fueron reemplazados por toscas ventanas. Sus hornacinas fueron condenadas por burdos tabiques encalados; sus terrazas almenadas fueron cubiertas por funcionales tejados, que últimamente se hunden víctimas de la pudredumbre que corroe su vieja armazón de madera.
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