Moros y Cristianos de Quéntar

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FIESTAS DE MOROS Y CRISTIANOS


A partir del año 2001, las Fiestas de Moros y Cristianos en honor de nuestro patrón San Sebastián se están celebrando en el fin de semana más próximo a mediados de septiembre.


Anteriormente se han celebrado el primer domingo de octubre y como hemos explicado antes en las Fiestas de San Sebastián, que se celebran en enero, antiguamente se celebraban las dos – Fiestas de San Sebastián y Fiestas de Moros y Cristianos- como una única Fiesta los días 20, 21, y 22 de enero y a partir de 1920 se decidió trasladar las de Moros y Cristianos a los últimos días de septiembre o a primeros de octubre debido al frío del invierno. El año pasado (2001) fue el primero en que se celebraron a mediados de septiembre y ante las diversas opiniones sobre la conveniencia del cambio, se ha hecho una consulta popular por parte del Ayuntamiento para dilucidar la fecha idónea y ha ganado por escaso margen que se sigan haciendo en estas fechas, es decir, a mediados de septiembre.


Esta función o representación teatral, conocida también como Relaciones, representa unos hechos que se sucedieron durante la sublevación morisca de 1568 a 1571.

El domingo anterior a las fiestas, por la tarde, en la “Erilla Alta” se hace “la salva de los arcabuceros” que son unos disparos que hacen los “tiraores” de ambos bandos, Moros y Cristinos, con sus trabucos o arcabuces para anunciar al pueblo que las fiestas van a comenzar. A continuación lo celebran con una pipirrana.


El día de la víspera, al mediodía, repican las campanas, se disparan unos tiros y sacan la Bandera por el balcón de la casa del vecino que la tiene ese año, y al terminar, la guarda de nuevo en su casa. La Bandera debe permanecer todo el año en la casa del que la ha solicitado y no debe salir hasta este día en que aparece ya vestida y adornada por su nuevo propietario. Bien avanzada la tarde se lleva al Santo en procesión desde su ermita hasta la iglesia, algunos años también se le ha dicho una misa antes de salir. En el trayecto se disparan ruedas de pólvora y se le cantan canciones como en las fiestas de enero. Cuando se recoge en la iglesia se hace la quema del castillo de fuegos artificiales.


El primer día, al amanecer, sale el que tiene la Alabarda llevándola consigo y recorriendo todas las calles del pueblo acompañado del redoble de un tambor y de “tiraores” para volver de nuevo a su casa. Sobre las diez de la mañana, el Cabo Cristiano, acompañado de la banda de música, recoge al Rey y al Embajador Cristiano y las tropas cristianas empiezan a agruparse. A continuación el grupo formado por los mayordomos, autoridades, arcabuceros (“tiraores”) y banda de música, recogen en sus casas a los dueños de las Insignias Cristianas: Pincho, Bandera y Alabarda (Capitán, Alférez y Sargento) Alcalde y Concejales en el Ayuntamiento y les acompañan hasta la iglesia donde se oficia misa, sobre las doce de la mañana, en honor de San Sebastián. En la misa los lanceros presentan armas mientras se celebra y en la consagración la banda de música toca la Marcha Real. Las tropas moras permanecen mientras tanto en la Plaza de la Iglesia esperando a que salgan los cristianos para intentar arrebatarles el Santo. Cuando termina la misa se hace la procesión a San Sebastián haciendo el mismo recorrido de las fiestas de enero. La encabeza las tropas cristianas, que montan en mulos y caballos, para proteger la imagen del Santo, por delante de ellos van las tropas moras que montan en burros acechándolos y desafiándolos con sus disparos.

Por la tarde, a las cinco, tiene lugar el primer acto de la representación de la Función, conocida también como Relaciones en la Era del Pilar. Consisten en unos diálogos en verso, aprendidos de memoria, entre los distintos personajes que intervienen. Desde hace unos veinte años se hacen con megafonía para que se escuchen mejor. En esta primera representación actuán el Rey (Felipe II), el Embajador, el Guerrero y los Soldados de los Moros y Cristianos.


Los Cristianos son los dueños del castillo y del pueblo y están celebrando las fiestas a San Sebastián cuando llega un espía Cristiano diciendo que ha visto tropas moras por los alrededores.A continuación llega el Embajador Moro con un mensaje de su Rey Cristiano que le niega todo lo que pide. Se produce la primera batalla entre los Moros y los Cristianos, terminando con la victoria mora y la rendición de los Cristianos a los que les arrebatan el castillo, el Santo -que no está presente en la representación- y sus Insignias.

El segundo día, al amanecer, los cabos de las respectivas tropas disparan el “tiro de alba” que anuncia el comienzo de la batalla. Los Moros con el Rey y el General Cristiano cautivos y algunos músicos se dirigen al Cerrillo de los Almireces frente al Castillo donde han velado armas. Mientras tanto los Cristianos no cautivos -el Embajador y el Guerrero- empiezan a reagruparse para atacar.


Los Moros bajan del Cerrillo con sus cautivos al tronido de los disparos de los “tiraores” Moros y de los “tiraores” Cristianos que están en la Era esperándolos. Cuando se encuentran, a la entrada de la plaza, se produce el segundo acto de la representación llamado “Paseíllo de los Lanceros” que es una lucha entre las dos tropas. Para finalizar se revolotea la Bandera Cristiana en poder los Moros. Y fuera del contexto histórico, los Moros, principalmente, y también los Cristianos, dicen “los chascarrillos populares” , que son una crítica o sátira contra algún vecino, familiar, amigo, corporativo, etc. para poner de manifiesto algún hecho importante que ese año haya sucedido en el pueblo. Después los Cristianos asisten a la “Misa de los Cabos” y los Moros les esperan a la puerta de la iglesia y les exigen que les den algo en especie – arenques, jamón, queso, chorizo, cerveza. - para dejarlos entrar. Los Moros se quedan mientras tanto en la plaza disfrutando con lo que les han sacado.


Por la tarde se representa, también en la Era del Pilar, el tercer y último acto. Los Cristianos vencen a los Moros, con la ayuda de la Virgen María -que está presente en un cuadro-, y de San Sebastián -antiguamente estaba presente la imagen, y en alguna ocasión ha habido un cuadro, pero en los últimos años no está presente- y después de una lucha a muerte, toman el Castillo. Los Moros se convierten a la religión cristiana y reniegan de la mahometana. Esta lucha entre la Cruz y la Media Luna se llama la “Batida”, que se acompaña con la banda de música y el tronido de los arcabuces. En este acto entran en acción unos nuevos personajes, los Misioneros, que son los embajadores del Rey Cristiano, llevando el dinero para el rescate del Santo y serán los que bautizarán a los Moros conversos. Al final no hay ni vencedores ni vencidos, según la representación,pero en realidad, será la religión cristiana la auténtica vencedora.


Cuando termina la función, el Cabo Mayor nombra a los nuevos encargados de tener las Insignias Cristianas: Pincho, Alabarda y Bandera, que serán mantecados. Acto seguido los poseedores de las insignias, invitan a todo el pueblo al “refresco”. También se nombran a los cinco nuevos mayordomos. Antiguamente se nombraban el domingo siguiente, con los voluntarios que se presentaban en la iglesia, y por cada uno de los cinco se daba un repique de campanas. Si no había suficientes voluntarios en Santo se quedaba en la iglesia hasta que hubiera cinco mayordomos. En la actualidad, desde hace unos diez años, hay un nuevo estandarte que ha sido hecho por el marido de una hija del pueblo y es llevado por un familiar de uno de los mayordomos.


El día siguiente a la Función, que ahora cae en lunes, se celebraba antiguamente “el entierro de la zorra” que pudiera tener su origen relacionado con este animal, pero lo que hemos conocido ha sido una celebración para la resaca de las fiestas. Actualmente se hacen este día carreras de cintas, cucañas, pucheros o pipos, corridas de sacos y por la noche hay un concurso de disfraces y verbena. Desde hace unos tres años se hace una paella popular para todo el pueblo, unos años se ha hecho este mismo día y este año se ha hecho el domingo anterior a las fiestas y se acompañó de una pipirrana.


Con el tiempo, ya lo hemos dicho anteriormente, ha habido muchos cambios en la organización y funcionamiento de las fiestas. Ha desaparecido la figura del diablillo que se menciona en el Acta de 1756 cuando habla de los gastos de las “Danzas de Moros, Cristianos y Diablillos” . Hasta 1845, los mayordomos de la Cofradía de San Sebastián fueron los encargados de su organización y de pagar los refrescos. Cuando desapareció la Cofradía, esta responsabilidad pasó a la Comisión de Festejos de la Corporación Municipal, pero ésta declinó en los poseedores de las Insignias. Desde 1984, es la Hermandad de Moros y Cristianos la que organiza la función para preservar su tradición.

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