Milagro a Francisco Alcántara

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Milagro de la Virgen de las Nieves a Francisco Alcántara


Ve aquí, otro de los milagros más grandes verificados en este pueblo por nuestra celestial Patrona.

Se hallaba Francisco Alcántara, vecino de este lugar, completamente impedido por agudos y fuertes dolores en sus brazos y en sus piernas. Viendo que todos los hombres, mujeres y niños habían ido a la Iglesia en el día en el cual se celebraba con júbilo la función solemne de la Virgen, deseó, ahogado por el dolor y el tormento que padecía, ir él también a presenciar la solemnidad del acto religioso. No pudiendo su familia resistir ante el deseo del referido Alcántara, buscaron cuatro hombres y le condujeron en un sillón a la Iglesia. Un vez allí sentado, comenzó a sentir alivio y esto fue causa para poder escuchar atentamente el santo sacrificio de la Misa, y la elocuente voz del encargado del panegírico de la Virgen de las Nieves. Cuando hubo terminado el acto religioso, empezaron a salir los fervientes devotos que dentro del templo había, escena que el dicho Alcántara presenciaba con las lágrimas en los ojos y con el corazón traspasado por el dolor, al considerar que todos los concurrentes salían por su pie y él quedaba solo en el Templo por imposibilidad de sus tullidas piernas. En estas reflexiones sen encontraba, cuando de pronto miró al sacrosanto altar donde estaba la Virgen de las Nieves, a la que llorando y con toda su alma le dijo: Madre mía ¿por qué no consigues de tu Santísimo Hijo me devuelva la salud perdida? ¿Por qué siendo Vos tan bienhechora, tan Santa y tan Milagrosa, no pides a Dios nuestro Señor, me conceda la facultad de salir de este sagrado recinto por mis pies? ¡Oh Madre mía! ¿Oh Virgen de las Nieves, qué solo quedo aquí viendo irse a los demás y yo no puedo mover mis piernas!... ¿Hacer un milagro, Virgen Santa!.

En aquel mismo momento, el referido Alcántara sintió una fuerza superior que le levantaba del sillón, y probando a ver si era cierto lo que su fe le decía, se levantó como si nada hubiese tenido, y por sus propios pies fue de altar en altar orando y dando gracias a Dios y a la Virgen Santísima, y saliendo después a la calle, fue contando el milagro a cuantas gentes encontraba, quienes quedaban enmudecidas al ver al Alcántara marchando de una manera natural y desembarazada. Cuentan los que presenciaron el estupendo milagro, que el llanto de alegría y los vivas de las gentes de este pueblo a la Virgen de las Nieves llenaba los espacios.

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