Los Parrales en La Zubia

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Importancia de la plantación del cultivo de la uva en la economía de La Zubia

Hasta los años cuarenta del siglo XX, más de la mitad de la población activa española trabajaba en el sector agrario, y la producción de éste constituía el capítulo principal de la economía del país. Fue en esta época de enorme depresión económica, lo que impulsó en La Zubia el comienzo del cultivo de la uva, como salida sostenible a la explotación de los recursos que la tierra proporcionaba. Actividad muy importante que contribuyó a la creación de riqueza para el sustento y desarrollo autosuficiente de sus habitantes, contribuyendo además, a la creación de numerosos puestos de trabajo.

Flor de “Vitis Vinífera” La mayoría de la uva que se cultiva proviene de la especie Vitis vinífera, natural de la Europa Mediterránea y Asia Central y es una de las aproximadamente 60 especies del género Vitis existentes. Actualmente su uso se extiende por todos los países de climas templados.

Emplazamiento

La uva de mesa es una fruta que necesita de riego para su desarrollo, por ello los parrales se construyeron principalmente en La Vega, regados por acequias de agua procedentes del río Monachil, en Acequia Gorda y Genital: el agua de esta última era la que mejor calidad de uva producía al ser el enclave más alto de La Zubia, así como en Bellavista, Cájar, Libreros y Casería de Milán.


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En alguno de estos lugares se sembraron más de 300 parrales con abundantes cosechas.
Lugares en los que en ese tiempo apenas existían algunas casitas hoy, con alta densidad de población hace que el agua de estas acequias baje contaminada.
La zona en donde hoy se ubica parte del núcleo central de La Zubia, existían parrales que iban desde Las Cruces, el Calvario, los Huertos, las Paredillas. En el barrio de S. Antonio se encontraba un parral de uvas Imperiales de excelente calidad y condición, conocido como “parral de D. Antonio el médico” (en un tiempo alcalde de La Zubia). Otro de “Hichi” que ocupaba el solar de las casas que hoy se encuentran frente al cine de verano.


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Construcción de los parrales

Para ello se utilizaban maderas de eucalipto provenientes de la provincia de Sevilla.
En la preparación del terreno se hacían hoyos de unos 80x80cm., dónde sembrar el sarmiento con una distancia entre ellos de unos 5 metros.

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Para el cercado de la finca se utilizaban maderos de unos 12 cm. de grosor llamados “puntales” y otros de 8cm., llamados “muertos”, con sus extremos apoyados uno en el puntal y el otro a modo de sujeción enterrado en la tierra (de ahí su nombre).

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Los denominados “mechinales”, también de madera de 4cm de grosor, se colocaban en el centro como soporte del emparrillado y guía de las parras.
El emparrillado se confeccionaba a mano con alambre de un grosor de 20 y 16 mm., realizando cuadrados de unos 50x50 cm. Utilizado también en el cercado de la finca a razón de unos 100 kilos de ambos grosores por marjal.

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Marjal: Medida agraria equivalente a 100 estadales granadinos; ó 5 áreas y 25 centiáreas equivalente a 625 varas cuadradas castellanas, e igual a 5.625 metros.

Número de Parras por Marjal:
Se sembraban 50 parras por marjal. Se empleaban unos 5 o 6 peones para su cultivo y mantenimiento, a razón de seis marjales.


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Tipos de Uva de mesa

La fruta de la vid, es decir, la uva para uso prioritario como postre (aunque no excluyente) es un alimento con propiedades de gran interés para la salud humana, rica en vitaminas, minerales, antioxidantes y fibra. Aportan pocas calorías y un alto porcentaje de agua (entre 80 y 95%).

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Algunas variedades:

  • Molinera, variedad de color rosado, piel dura. Sólo se empleaba para envasado en tarros de cristal con anís seco utilizando su maceración como medicamento.
  • Jerezana, de color rubio con pintas doradas, crujientes y con poca semilla.
  • Imperial negra, racimos grandes, fruto de color violáceo, forma ovalada y piel resistente, muy apta para el transporte.
  • Moscatel italiana, variedad muy aromática, pulpa crujiente y carnosa aunque su plantación en La Vega no dio los resultados que se esperaban. Sus granos envasados se utilizaban para otros usos.
  • Cardinal, rosada y temprana, su recolección se efectúa en el mes de agosto.

Cuidados y Podas:


Las podas se realizaban en el invierno con la caída de las hojas (de diciembre a enero) dejando en los sarmientos 2 ó 3 nudos en cada uno de ellos.
El primer abono se realizaba con estiércol regándolo todos los meses con agua de la acequia.
El sulfatado se comienza cuando los racimos están en flor con sulfato de cobre líquido. Esta tarea se realizaba cada 15 días hasta la maduración de la uva.


Además, todas las semanas durante el mismo periodo de tiempo se rociaban con azufre en polvo, para evitar en los racimos, diversas enfermedades, entre las más frecuentes “el cenizo” o mildiu.

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El “despampane” o quita de los pámpanos a las vides, es otro de los cuidados que se realizan a las parras. Consiste en quitar el exceso de hojas y racimos endémicos que impidan la penetración del sol y el aire, para de este modo oxigenar el fruto.

Injertos y Propagación:


Las cepas sólo se pueden propagar por estaca (esqueje leñoso), por acodo y por injerto de yema o de púa.
El esqueje es un fragmento de la planta con finalidad reproductiva. Se pueden cortar fragmentos del tallo e introducirlos en la tierra para producir las raíces. El método es enterrar el esqueje y regar muy regularmente, más de lo común.
Otro método es por medio de acodo (terrestre y aéreo) durante la primavera, época en la que la savia comienza a moverse.

Útiles y Herramientas:

En esa época se utilizaban herramientas simples y rudimentarias y se siguen utilizando aún en nuestros días tales como sulfatadora, alicates, amocafre, taliz, alfaca, rulos, trócola...etc.


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Trócola



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Rulos


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Sulfatadora


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Cestos de esparto

Comercialización de la uva y otros productos

En su tiempo, el comercio de los productos que se cultivaban en La Zubia fue muy importante, dado que para algunas familias suponía su principal fuente de ingresos.

Comenzaban con la venta ambulante por las calles del pueblo, cargaban sus “bestias” (caballos, mulos y burros) y se dirigían a las calles de Granada. Antes de entrar en la ciudad tenían que pagar “arbitrios municipales”. Situados en las entradas de Granada; el de la carretera de La Zubia en ese tiempo se encontraba, en el callejón del Ángel, después cuando se construyó el barrio del Zaidín lo trasladaron al puente del rio Monachil.
Una vez pagado este tributo recorrían las calles de Granada pregonando sus productos.

Este mercadeo se efectuaba desde Abril a Octubre: comenzaba con las habas verdes de Abril a Mayo, en Junio comenzaban con las patatas nuevas, cebolletas y otras verduras, pues las verduras de La Vega de La Zubia tenían mucha aceptación al estar regadas con aguas limpias. Se finalizaba con la venta de las uvas que comenzando en Julio hasta Octubre.

Recolección

Las uvas las cortaban por la tarde, y había que quitar a los racimos las uvas que picaban los pájaros, esto se hacía utilizando una tijera; el racimo una vez limpio se le buscaba la cara (que es la parte del racimo que le da más el sol y es mas rubia) y se colocaba tumbado con la cara hacia arriba, esto se llama “carear”.



Trabajo realizado en colaboración con las siguientes personas:

Consuelo Reyes Pérez; Victoria Valor García; Araceli Gómez; Antonio Quesada López; Manuel Beltrán "el Parralero" y Visitación Martínez Gallego.




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