Las aguas de riego
Decir Monachil es decir “agua a chorros”, pero también ha habido problemas con ella, aunque esos problemas ya son historia. Hoy casi todas la acequias están sindicadas, es decir, tienen una organización de riego, recogida en la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, por lo que las decisiones que toman los sindicatos esta apoyadas por la ley. Las acequias grandes toman del río, la de la Solana la toma de los Cahorros y llega hasta el Cortijo de los Olivares; también es grande la de las Habices; la del Genital arranca cerca del barrio Alto; antiguamente movía varios molinos; la de Huétor coge del Miraflores; todas van a parar a la vega.
La organización de riego esta completa: la de la Solana tiene organizada las horas y el caudal que corresponde a cada “amajalao” . La Diputación concedió un aportación a fondo perdido para el arreglo del kilometro y medio de acequia, pero no se pudo hacer tanto, el dinero llego solo para los materiales, poniendo la gente la mano de obra, pero había que llevarlos a hombros en algunos sitios, pues no podían subir ni las bestias. También se hizo otra en la de los Llanos.
La disminución de las lluvias se compensa por la abundancia de agua que proporciona el relieve circundante; una adecuada irrigación ha permitido extender el regadío y conseguir una agricultura rica e intensiva, aprovechando mejor la explotación de la tierra. Hay menos agua que antes porque cae menos nieve; además, cuando se labraban mas campos, alimentaba al mismo tiempo los veneros y se multiplicaba mas que si se deja caer como ahora; los veneros se han mantenido porque son profundos, pero se han empobrecido y se han secado muchas fuentes; de las cincuenta familias que labraban en San Jerónimo hoy no quedan ni cinco.
Los desmontes de la Sierra han perjudicado a las acequias: la nieve se derrite, lavando y arrastrando esa tierra movida, inundado las acequias con un limo negro que hay que quitar continuamente: es una lima lavada que no deja criar ni cría nada; el río se puso una vez del dolor del chocolate. En cuanto al agua del río, los vertederos de la Sierra producen un sarro en el agua que no se puede beber ahora en ningún sitio.
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