La Caza en Ferreira
La Caza en Ferreira
Próximamente empieza la nueva temporada de caza, abriéndose la media veda a mediados de agosto, y ya estamos los aficionados preparando los puestos de paso de las aves y vigilando las palomas, las tórtolas y torcales, que son las únicas piezas que se pueden cobrar en esas fechas, ya que la codorniz (aunque antiguamente abundaba mucho) al día de hoy, no hay ninguna, y el conejo escasea mucho; por tanto no hay descaste, y la media veda hemos acordado, por la sociedad de cazadores, de no cazarlo, por ver si abunda un poco más en la veda mayor, si es que tenemos suerte de que las enfermedades vírica y mixomatosis no se reproducen demasiado y dejan algunos ejemplares. Hace unos treinta años éstas dos últimas especies, antes mencionadas, abundaban aquí mucho, la primera dejó de venir, por la escasez de agua ,poca humedad y poca comida, al no sembrase prácticamente trigo, ni verdes de verano, que es lo que las mantenía, habiendo muchos árboles en la vega, que son muy desfavorables para su vuelo; la segunda, entre las enfermedades, los pinos, herbicidas, insecticidas, zorros y otros muchos factores han dejado de abundar, y si esto no se remedia, podrían extinguirse, como pasó con la perdiz, de la que hablaremos más adelante. Si hablamos un poco de caza mayor, puedo contar, que en época estival, Medio Ambiente, nos da unos permisos para el acecho nocturno del jabalí, que también tiene su encanto, en cuanto al lance del disparo al cerdo; esto suele hacerse a primera hora de la noche, cuando bajan de la sierra en busca de comida, principalmente almendras, frutas y toda clase de productos comestibles. Se hace el puesto a unos veinte metros aproximadamente, se echa el cebo, que consiste en almendras, nueces, castañas, gasoil etc. etc. y a esperar que llegue el cochino, para poder ejecutar la suerte. Después en la veda mayor, también concede Medio Ambiente tres o cuatro batidas o monterías, en las que viene mucha gente de fuera a participar en las mismas, unas veces con más y otras con menos éxito. Las batidas consisten en llevar una o dos rehalas de perros, seguidos por expertos, para batir y no dejar ningún cerdo escondido, entre la maleza del monte, estando los cazadores en sus respectivos puestos, ya numerados y asignados mediante estricto sorteo; no queda más que esperar pacientemente (si la suerte nos acompaña) que pase el animal y se produzca el lance con la efectividad deseada, para poder cobrar la pieza. Lo que si abunda por ésta zona, es la cabra montesa o ibérica, cuya caza está prohibida en nuestra comarca, no quedando más remedio, que contemplarlas, con un poco de envidia sana. También tenemos aquí la liebre, que hace unos años abundaba bastante, ahora siguen quedando algunas, siendo en éstos últimos años la más perseguida, por la escasez de otras especies. La liebre, está siendo objeto de furtivismo, al venir gente que no es del coto a cazarla con galgos, fuera de veda y en épocas de reproducción y hasta con coches de noche, en las pistas del campo; por tanto, entre todos éstos factores estamos ayudando a su posible extinción, si no ponemos remedio. De la perdiz diremos, que no queda ninguna autóctona, habiendo sido hace unos años la pieza de caza que más abundaba aquí, había en todas partes, en la sierra, cardal, foncanal, vega, e incluso estaban a trescientos metros del pueblo, era una verdadera delicia. Se cazaba, con reclamo, a ojeo, en avanzadillas, se acechaban en las rozas, con garlito, trampas, cada uno como le gustaba o podía, y contra más se cazaba más había. Se dice que su extinción fue debido, a los pinos del monte, que al estar tan espesos les dificultaba el vuelo, por criar insectos venenosos y por dejar de sembrar trigo en las rozas de la sierra y secanos colindantes al monte público. En resumen, nos quedamos sin la patirroja, que es por excelencia la reina de las aves de caza y solo nos queda la añoranza y los recuerdos, que para mi han sido muchos y muy bonitos. Tendría que agregar a todo lo que hemos resumido tocante a la caza, que de una forma u otra, todos hemos o estamos contribuyendo a la escasez de caza, pues nos preocupamos poco de proporcionar a los animales, comida, agua, eliminar algunos predadores y respetar estrictamente la ley de caza, orden de vedas y animales que se permite abatir. Aquí en Ferreira el número de piezas a abatir es de dos; dos conejos, dos liebres y dos perdices (cuando se repoblan, para tal fin), por día y cazador,siendo los días hábiles, sábados, domingos y festivos hasta las dos de la tarde, en la veda mayor; en la media veda las normas a seguir, son las que se aprueben en la orden de vedas, por la consejería de Medio Ambiente o la Junta de Andalucía. Todo ésto se aprueba, mediante una junta programada por la directiva del coto y de total acuerdo con todos los socios. Cambien tenemos una zona de reserva, sita en la zona del cardal y parte de la vega, siendo ésta la razón de que todavía haya alguna caza. El año pasado, concedió la junta una subvención de nueve mil euros, para hacer majanos y reproducción de conejos, la directiva administró el dinero en cumplimiento de lo dispuesto y el resultado (hasta hoy), es escaso por no decir nulo.El coto de nuestro pueblo, tenía una extensión aproximada de 3.500 Ha., hoy en día vamos por casi la mitad; el Estado, declaró la mitad de la sierra, Parque Nacional (por tanto no se puede cazar, solo autorizan una batida al año), y la mitad del campo, se ha quedado libre, por alguna mala gestión de la directiva y por no ponerse de acuerdo con los propietarios para juntar las firmas necesarias.
Y para terminar, así está el plan cinegético, en nuestro pueblo, haber si con el tiempo y la colaboración de todos podemos remediarlo en algo.
Principales editores del artículo
- Carlosrs (Discusión |contribuciones) [1]