Cultivo de cereales en Dílar
Cultivo del trigo:
A mediados del mes de octubre, se empezaba con el cultivo del trigo arando la tierra, generalmente en barbecho, por ser un cereal que necesita unas tierras mas fértiles. Se araba con arados de punta o de reja, a continuación se tira el grano y un abono llamado amoniaco o súper, esperando así un buen invierno con abundantes lluvias, serenas y caladeras. Sobre el mes de abril y mayo se pasaba a escardar la tierra para eliminar las malas hiervas,(sobre todo la avena en este caso del trigo) y se procedía a abonar con nitrógeno o nitrato. Y alrededor del mes de junio o julio, según se esté de maduro, se continuaba a la siega a mano con las hoces y si era el secano demasiado grande venían cuadrillas de peones de otros pueblos, generalmente de Padúl, que hacían el camino de noche, a pie, para empezar la siega al amanecer, con la fresca. Una vez cosechado y hecho gavillas, se valsinaba (transportaba) en mulos o bestias y se trasladaba a la era, se emparvaba (poner la gavillas en tandas con la espiga hacia arriba), se paseaban los mulos por encima de las gavillas para deshacerlas un poco y volver la parva con la orca (una especie de pinchos de madera que se hacían con la rama de un árbol con tres tallos) antes de proceder a la trilla, y así se iba soltando el grano de la espiga y se hacía un montón a lo largo de la era, siempre orientándose por el viento para proceder ablentar en este caso con un bielgo e ir echando la paja y el grano hacia arriba y con la ayuda del viento ir separándolo. Finalmente, una nueva limpieza, ahora con la bielga que es mas grande que el bielgo, para separar el trigo del polvo y de mas impureza para llevarlo limpio al molino y con esa harina pagar el pan que se había ido consumiendo durante todo el año. La paja se aprovechaba para alimentar a los animales o hacerles la cama, y con todo este trabajo llegaba mediados de agosto y aprovechaban las fiestas de la Virgen para un merecido descanso de cuatro días. Después quemaban el rastrojo y vuelta a empezar el nuevo ciclo, esta vez aprovechando el terreno que se había utilizado el año anterior con trigo, sembraban cebada o avena y el tercer año, los llamados menes, se sembraba los garbanzos, veza yeros o lentejas que necesitan menos fértil la tierra y así el cuarto año dejarla en barbecho. En tan duras jornadas de trabajo los jornaleros amenizaban el día con los cánticos tradicionales que de boca en boca iban trasmitiendo como eran:
La espigadora con su esportilla
pasa a la sombra de su cuadrillas
pasa espigando tras los segadores
los mismos sudores,
que el hombre que siega y que trilla
la espigadora con su esportilla
pasa a la sombra de la cuadrilla
y como tiene tan buenos ojos
espiga a veces de los manojos
la espigadora con su esportilla
pasa la a la sombra de la cuadrillas.
y otra canción era:
Ya se ha puesto el sol por encima los terrones
que penita le da al amo y que alegría a los peones.
Y por la mañana cantaba el dueño de la finca:
Ya ha salido el sol por encima de los terrones
que alegría le da al amo y que peníta a los peones.
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