Barrio de Monachil

De Granadapedia
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Ocupa ochenta hectáreas del Monte del Municipio. No existía hace treinta años, pero los desprendimientos de tierra de los años sesenta hizo que la gente buscara sitio más abajo; por esa época también empezó a volver gente de la emigración y se acomodaron allí: un “pégate un poco a esta parte” o un “acomódate donde puedas” fueron las únicas normas urbanísticas que rigieron; el Barrio empezó a dibujarse graciosa y anárquicamente, sin alineaciones de calles, sin apenas aceras, sin darros, ni plazas; a pesar de todo tiene su belleza y por muchas de sus calles, como por muchas de las del Pueblo, no pueden circular los coches, por fortuna.

Comenzó teniendo una escuela unitaria, cuyo edificio ocupa hoy la Escuela Municipal de Música y la Banda; la diócesis organizó después el Patronato de San Juan de Ávila para escuelas católicas, con cinco aulas y dos viviendas para maestros, que deja la funcionar en el curso 86-87. El colegio público es la nueva contribución, 1977, y preside desde la altura todo el edificio en el Barrio; está hecho para ocho unidades de taller de pretécnica, el laboratorio y hasta la cocina. Junto al colegio se edifica la nueva Biblioteca Municipal, financiada por la Junta de Andalucía, y que tanto maestros como alumnos esperan con ilusión poder utilizar al máximo. Tiene una pista polideportiva y está junto al Polideportivo Municipal, que también se usa en tiempos de recreo.

El edificio está bien situado y mejor construido, porque su obra la asumió la Asociación de Padres organizada en cooperativa a este efecto: tiene zócalos de mármol y puertas de cuarterones; pero se ha quedado chico y estrecho; situado al limite de la expansión urbana del Barrio ni siquiera hoy es suficiente; espacios libres y recreativos se achican por nuevas obras.

También el barrio tiene su fiesta, la de San José, con misa, procesión y festejos populares. Además de la verbenas y entretenimientos propios de la ocasión, se organiza una Romería al cortijo de Catalino, donde se sirve una gran comida cuyos ingredientes son aportados por los chacineros del Barrio; en el guateque se instala un escenario por donde pasan los grupos locales exhibiendo sus bailes, artes marciales, flamenco, etc.., todo amenizado por la banda de Músicaica de Monachil.


Hoy en día, de carácter residencial, con edificaciones que dictan mucho de las casas levantadas a base de peñones ahora dadas al descanso. Su descanso fue paralelo al de las necesidades, a la urgencia de dotar a todo el municipio de agua potable, saneamiento, calles, alumbrado, escuelas o comercios. Y, paradójicamente, también a la de la capital; pues esa época muchos de los que edificaban con sus propias manos las nuevas viviendas granadinas que ensanchaban su cinturón urbano eran los mismo que buscaban un asiento en estos lugares. Pero también corría tal expansión a la par que la merma del censo en el núcleo más antiguo del pueblo.

Al Barrio marcharon muchos monachileros tras la quiebra, muchos que se quedaron sin hogar que no quisieron o no pudieron trasladarse a la capital. En el Barrio nadie teníaia que comprar un solar para levantar una casa. Cada cual lo hacia donde Dios le daba a entender o donde máss le convenía y era esto origen de desorganización y desconcierto. Los mismo emigrantes, una vez regresados a su lugar de origen, se asentaron en este lugar ante la escasez de terrenos urbanos y se les concedió prioridad por su origen para instalarse definitivamente en su propia tierra.

Los lazos entre Monachil-Pueblo y Barrio van mas allá de lo puramente geográfico e histórico. El parentesco de las personas da fé de ello y también de la amistad. El camino asfaltado que los separa se recorre sin pereza aún haciendo este trayecto a pie para cumplimentar las visitas pertinentes que mantienen vivo el afecto y la unión. También con las gentes del Barrio ocurre lo mismo por los lugares más antiguos de la Pradera.

Las fiesta del Barrio se celebran en honor a San José, pero el hecho de contar con sus propias conmemoraciones no las desliga de las del Pueblo. Tradicionalmente las celebraciones han servido en todos los lugares para limar asperezas en los posibles e inevitables conflictos locales. Ante tal razón, cabe decir que en Monachil existe, además, un motivo añadido para verificarla. Y este no es otro que la negación simbólica de la división vecinal a que pudiera conducir la separación municipal.

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