Paisaje de Algarinejo
La riqueza y el valor del paisaje de Algarinejo están motivados por su situación geográfica, en los Montes Occidentales de Granada y al pie de la Subbética cordobesa. Por ello, el relieve de su territorio es quebrado y montuoso, con serranías que alcanzan los mil metros de altitud, y profundos valles y barrancos escavados por la red hidrológica, algunos de ellos con pendientes de hasta el 45% en las cuencas del río Pesquera y el río Turca.
La descripción que Pascual Mádoz hace el paisaje de Algarinejo en su Diccionario geográfico, estadístico e histórico de España y sus posesiones de ultramar (1845) es esta: “el terreno es todo quebrado, lleno de cerros, colinas, valles, cañadas y barrancos y de clase inferior. En su mayor parte está plantado de olivos, vides, encinas y quejigos; sólo existe un pequeño plano de huertas de buena calidad que podrá contener de 40 a 50 aranzadas de tierra de regadío con las aguas del Turco”.
El complejo serrano que conforma el paisaje de Algarinejo alcanza altitudes que oscilan entre los 420 m. y los 1.213 m. del pico Morrón, en la sierra de las Chanzas. Esta última, el área montañosa más interesante del municipio, está declarada Complejo Serrano de Interés Ambiental, dentro del Plan Especial del Medio Físico. El entorno está formado por una cuenca alta con formas de campiña montañosa cuyo modelado abrupto lo realizan pequeños arroyos permanentes de montaña. Junto a ella destacan las sierras de Castillejos y Chite, caracterizadas por picos abruptos, tajos y altas pendientes sobre caliza; la sierra de la Tosquilla, con pastizales de media montaña y afloramientos calizos en la cumbre; y las sierras del Alcornocal, de Cesna, y de las Cabreras, situadas al oeste del municipio, que conforman el típico paisaje de campiña andaluza, con un relieve de cerros alomados. La gran cantidad de manantiales, fuentes, arroyos y ríos (afluentes del Genil) que surcan su término municipal, es un factor que determinó desde tiempos pretéritos el paisaje antrópico de Algarinejo, posibilitando el desarrollo de una agricultura basada en la explotación hortícola de vegas estrechas y fértiles, insertadas entre lo montes y cerros. En este sentido, destaca el valle fluvial del río Pesquera, relativamente profundo y rodeado de elevaciones. Los cauces fluviales del río Turca y el arroyo Zurreón, sin embargo, presentan elevados encajonamientos de sus cursos, en los que abundan las cárcavas, pozas y saltos de agua entre altas pendientes y profundos barrancos que albergan exuberantes bosques de ribera bien conservados. Otros ríos afluentes, como el arroyo de La Viña o el río Blanquillo, transcurren entre ejemplares de álamos, sauces, olmos, cañaverales y tarayales. La cola del pantano de Iznájar, que delimita el sur del término municipal, es otro de los hitos paisajísticos a tener en cuenta.
Los característicos montes de la zona son relieves del Subbético en los que predomina la caliza. Están cubiertos por extensas plantaciones de olivo, manchas de cereal y rodales de monte mediterráneo en las áreas más agrestes. La campiña olivarera, de secano mayormente, es la gran protagonista del paisaje de Algarinejo, sustituye a las grandes dehesas de encinas que existieron en otro tiempo, y está salpicada por cientos de cortijadas blancas y casas de labor. Los encinares se hallan hoy recluidos en las zonas más húmedas de los montes y que no han podido ser aprovechadas para el uso agrícola. Las espesas manchas de sotobosque mediterráneo se localizan en áreas de topografía quebrada, próximas a cauces fluviales, mientras que los pastizales, generalmente de invierno, ocupan los suelos más pobres de los montes, con elevada pendiente, o con un clima frío y húmedo.
En suma, el paisaje de Algarinejo aún conserva el ambiente tradicional de épocas pasadas. Su identidad rural no se ha visto transformada por los modernos usos de la industrialización.
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