Iglesia de la Encarnación (Montefrío)

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Esta magnífica iglesia de Montefrío del Siglo XVIII es obra del arquitecto gallego Lois de Monteagudo, discípulo del madrileño Ventura Rodríguez, quien realizará en la provincia importantes iglesias de corte neoclásico diseñadas según los patrones de la Academia.

Inspirada en el Panteón de Agripa, (Lois se fue a estudiar a Roma, visitó el Panteón y quedó tan impresionado que decidió copiar las trazas y plasmarlas en esta iglesia) su estructura es reflejo no sólo de los principios estéticos del neoclasicismo, recuperando las estructuras clásicas, sino de los cambios de mentalidad dentro de una sociedad ilustrada y de los cambios producidos dentro de la liturgia religiosa.

Las iglesias se van a caracterizar por una ausencia de decoración, fruto de las críticas de los hombres ilustrados a las prácticas religiosas, que son prácticamente teatro y los abusos del clero; así como las críticas al culto de los santos y las reliquias( se había salido de una época oscura, recordar los abusos de la Inquisición), por ello el monarca Carlos III, quería hacer algo totalmente diferente a lo que se había hecho hasta ahora (barroco), algo desprovisto de decoración: el neoclásico.

En el Siglo XVII el Concejo de Montefrío solicitó la construcción de una nueva iglesia, pues había gente que no podía subir a la Villa, necesitaban una Iglesia que estuviese en el llano.

Se tiene conocimiento de un proyecto para una nueva iglesia realizado por Ambrosio de Vico para este municipio, sin embargo se desconocen las razones por las que este proyecto no llegó a materializarse. En el Siglo XVIII y tras la caída de un rayo en la iglesia de la villa hizo que la construcción de una nueva iglesia fuera imprescindible. La magnificencia de este edificio responde a la política de Carlos III de dotar a los municipios españoles de grandes templos.

Para su construcción se utilizará piedra procedente de las canteras locales y se financiará con los fondos de la Cuarta Decimal, impuesto que debían pagar los eclesiásticos que regentaban las parroquias durante los tres primeros años después de su nombramiento y que se corresponde con una cuarta parte de los diezmos (cantidad de grano que los campesinos pagaban a las iglesias cada año).

Esta iglesia se asienta en el centro de la población. Exteriormente se nos presenta como un bloque de forma cilíndrica realizado con sillares de piedra procedente de las canteras locales. A este cilindro se le adosan dos cuerpos rectangulares : uno que se encuentra a los pies de la iglesia y que sirve de entrada; y el otro, en el otro extremo, y que alberga a dos sacristías y que sirve de base para el campanario.

La fachada, que se encuentra a los pies de la iglesia, tiene forma rectangular u sobresale del cuerpo circular. En la parte superior aparece un frontón triangular sin decoración. La puerta de entrada al templo es adintelada y sobre ella aparece una placa conmemorativa en la que podemos leer el año de construcción, bajo el reinado de qué monarca se realizó y el arzobispo del momento, así como de donde procedían los fondos. Sobre esta placa encontramos un arco semicircular. Todo este conjunto aparece enmarcado por un rectángulo haciendo que aparezcan unos espacios, las enjutas, decorados con unos sencillos triángulos. El escudo real, o blasón, aparece en la clave del arco y es el único elemento decorativo que encontramos en la fachada.

Ya en el interior encontramos, frente a la puerta, el Altar Mayor y el presbiterio. En el centro de este espacio encontramos el tabernáculo (donde se alojan las sagradas formas), realizado el mas puro estilo neoclásico, labrado en mármol. El espacio creado en el interior de la iglesia hace que todas las miradas se dirijan hacia este tabernáculo.

Sin embargo, lo que más nos sobrecoge de esta iglesia es el enorme espacio interior que tiene. Sus dimensiones hablan por sí mismas: un diámetro de 30 m y una altura , 15 m, corre una cornisa con una barandilla, realizada en el Siglo XIX.

Como hemos comentado anteriormente la decoración es escasa.

Destacan los cuadros realizados por Fernando Marín en los que se representan temas como: la Encarnación, Santa Bárbara, Jesús con la cruz y San José con el niño. Debemos destacar los cuadros en los que aparecen representados cuatro apóstoles y que son de mayor calidad que los anteriores. También debemos recordar que durante la guerra civil muchos templos fueron habilitados con otras funciones que no eran las religiosas, y la iglesia de la Encarnación, como tantos otros, fue utilizada como cochera.

Muchas obras fueron quemadas en ese tiempo, e incluso la Virgen de los Remedios, patrona de la localidad,fue salvada de las llamas por un vecino de Montefrío. Se adelantó a las tropas republicanas, cogió a la virgen y la escondió debajo de los bancos, cuando cayó la noche, la envolvió en una manta y la sacó como si de un herido se tratara. Luego la llevó al hospital de las monjas (Hospital de San Juan de los Reyes) donde estuvo escondida hasta que el peligro hubo pasado.

Otras denominaciones

  • Iglesia parroquial de la Encarnación.

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