Alcalde Caridad

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La invasión napoleónica de 1808, provocó la aparición en España de las guerrillas. Una especie de ejércitos de resistencia sin preparación militar, que pusieron en jaque al hasta entonces invicto ejército francés. Los guerrilleros fueron comandados por una larga y afamada serie de personajes que la leyenda o la historia convirtió en héroes, y que suplían su falta de preparación por el conocimiento exhaustivo de una orografía intrincada, perfecta para esconderse y emboscar al enemigo. Uno de esos héroes fue JUAN FERNÁNDEZ CAÑAS, Alcalde de Otívar, también conocido como ALCALDE CARIDAD O TÍO CARIDAD.

Cuando en mayo de 1810 las tropas francesas llegaron a Almuñécar, citaron a las autoridades de la comarca para jurar fidelidad al gobierno napoleónico. Los alcaldes son obligados a pagar miles de reales y entregar todas las armas. FERNÁNDEZ CAÑAS hace un primer pago pero esconde el armamento en el campo. Días después mata a parte de los soldados que venían a prenderle y escapa. Recluta unos pocos guerrilleros y secuestra a los miembros del Cabildo que iban a embargar sus bienes. Los libera tras tomarles juramento de no servir al ejército invasor. Los soldados los asedian y huyen hacia Málaga. Cerca de Nerja hacen huir a un regimiento compuesto por 300 soldados de infantería y 300 de caballería. Escondidos en la sierra de La Almijara, días después irrumpen en el Castillo de La Herradura y en la guarnición de Nerja, apoderándose de armas, munición y alimento. Poco después, caen Almuñécar, Salobreña y Motril, donde el GENERAL WERLE y sus tropas se retiran a Granada sin oponer resistencia. Envalentonado, CARIDAD manda despachos a todas las villas alpujarreñas para reclutar hombres. En sólo tres meses desde el inicio de su campaña, controla todo el sur provincial y empieza a preparar el asalto a Granada, defendida por el GENERAL SEBASTIANI, jefe de los ejércitos de Napoleón.

Tras algunos intentos fallidos, Sebastiani decide encabezar personalmente un poderoso ejército para desalojar de Padul al ALCALDE CARIDAD. La Lucha es titánica. Caridad resulta herido grave. Sus guerrilleros huyen ante el empuje de las tropas napoleónicas. FÉRNÁNDEZ CAÑAS pasará cuarenta y cinco días escondido en una cueva de Lentegí, debatiéndose entre la vida y la muerte. Creyéndolo muerto, su partida se disgrega.

Bastante recuperado de sus heridas, se reune en Cázulas, con lo que queda de su guerrilla. Las noticias le encolerizan: tras engañarlos con falsas promesas, son ahorcados los 60 hombres que formaban la guarnición del Castillo de Almuñécar. Desde entonces no habrá misericordia. Franceses o traidores detenidos son ahorcados sin piedad. Hasta febrero de 1811 la campaña será salvaje, tal y como lo cuenta en 1950 NATALIO RIVAS en El Alcalde Caridad. Su descripción del medio da idea también del terror y el dolor de aquellos tiempos: Breñas y matorrales propios para albergar alimañas, alternan con sierras escarpadas de imposible acceso. Los abismos y despeñaderos, infunden pavor al ánimo más esforzado, y los barrancos son tan profundos, que a su fondo apenas llega la luz del día. Las escasas llanuras carecen de arbolado; tierras totalmente peladas que calcina el sol en verano y endurecen las heladas del invierno. En este escenario tan salvaje tuvo que representar su difícil papel aquel hombre, mezcla de fiera y ser humano, en el espacio de dos años de incesante pelea.

Sus enfrentamientos le llevaron de Almería a Málaga, incluso a Alhendín, a las puertas de Granada, sede del GENERAL SEBASTIANI y su brillante estado Mayor.

Su campaña terminó en 1812, ya muy mermado de salud. Poco antes, el Gobierno de la Regencia le nombró Coronel Interino. Murió el 6 de marzo de 1815, un año después de la derrota de NAPOLEÓN.

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